NOELIA DEPAOLI

Antropóloga
Participante del blog colectivo: http://letrasalitros.blogspot.com/
Autora del blog personal: http://ciudadesderretidas.blogspot.com/

DATOS CLAVE DE NOELIA DEPAOLI

Alter ego: Una caperucita en la Baralt.

Libros: Muchos, pero los imprescindibles sería "Mi planta de Naranja Lima", de Jose Mauro Vasconcelos; "Las mil y una noches", de varios autores y de compilacion medieval; y la antologia de 16 autores latinoamericanos.

Ahora estoy pegada con la literatura japonesa y china, a pesar de las criticas de Moises Lárez, que sostiene que la mejor literatura es la latinoamericana.

Personajes literarios: Siempre he tenido una fijación con La Sirenita, pero no aquella muñeca inmamable de Disney, sino con la de Andersen: una sufrida que se convierte en espuma por culpa de un ingrato. También me gusta el Gato con Botas, aquel personaje de Pierrot vivísimo, que si hubiera vivido en Caracas seguro se hace motobanquista o diputado.

Películas: El Diario de Bridget Jones I y II y Cool Runnings. Ambas son películas muy positivas y graciosas. Para desgracias ya tenemos nuestra vida diaria.

Artistas: Frida Kahlo, Manuel Cabre.

Cosas curiosas: Puedo morderme el codo, me como las uñas, leo más poesía que narrativa y tengo una fijacion oral por Shakira. De signo cáncer, tengo una mano más grande que la otra, que sirve para "tocar mejor". Ahh y también me gusta oir Las Chicas del Can.

SABOREA EL ESTILO DE NOELIA DEPAOLI

Las palabras del Presidente
Noelia Depaoli

Estaba a punto de cometer un error habitual o por lo menos eso pensé antes de cometerlo. La noticia de su matrimonio me cayó como una piedra en la boca del estómago, fue una amiga la que me dio la mala nueva:

-Se va a casar el próximo mes con su nueva novia.

Me quedé callada; mientras lenta y dolorosamente buscaba las palabras más sensatas que correspondieran a la magnitud de la noticia. Quizá en otro momento hubiera podido mostrar un poco más de sensatez, de fuerza moral para aguantar los golpes bajos que da la vida, sobre todo cuando una piensa que todo va bien. Pero un pésimo sentido del humor y en mi caso, un pésimo gusto para las relaciones sociales:

-Hubiera preferido que me dijeras que se había muerto.

Silencio, un largo y doloroso mutismo selló lo que pensaba era una amistad intachable. Otra más que pavimentó el camino hacia mi infierno. Una mujer triste puede pensar muchas cosas malas, pero una mujer que odia piensa en una cosa mala y la piensa bien. Yo era una mujer que odiaba.

La risa burlona de mi hermana al otro lado del teléfono me crispaba los nervios hasta morderme la punta de los dedos ante la ausencia de uñas.

- ¿Lo vas a matar?

Tenía ganas, te juro por mi madre que las tenía, pero no le daría el gusto al "cara de perro" de mi ex y a su mujer, la cocinera, de verme en Los Teques pagando muerto:

"Asesinado joven hijo del ministro del interior por ex-pareja loca"

"Muerto a tiros por ex-novia celosa"

"La monstrua de Mamera ataca de nuevo"

Volví al orgullo y decidí darme una vuelta por Margarita antes de fundirme en su olvido. La isla estaba presta a la temporada alta: turistas blancos, comerciantes negros todos en su status quo como corresponde a una zona turística. Un ser solitario en Margarita es triste y cuando esta triste, es más triste aún. Mi hermana me dijo (medio en broma, medio en serio) que me recomendó para matar unos tigritos en Porlamar, dizque luego me fuera para un hotel en Playa El Agua a divertirme, que ahí ella me pagaba todo. Pensé que sería alguna broma de mal gusto, de esas que cuando llegas al sitio te dicen que es para trabajar de puta y bueno, ya que estás aquí y no tienes nada qué hacer te prestas, porque total nadie te conoce. Igual mi dignidad la había dejado en Caracas, maltrecha entre la Solano y Chacaito, de modo que aunque fuera de puta, las cosas no podrían salir peor.

Recepcionista. Ese era el cargo prometido; con pantalón blue jean, chemise blanca y con cara de adorar trabajar en "Palmera Resort". La próxima vez pediré que me asignen al departamento de placeres y lubricantes, por lo menos así tendría algo más que contar además del matrimonio de mi ex:

-Sabes que mi hijo se casó con Zutanita.

-¡Ay, qué chévere, mi amor! Fíjate que en Margarita me levanté a un alemán y me casaré con él por allá, en Hannover.

-¡Oh, chica!, ¿y cómo lo conociste?

-Bueno, ex suegrita, cuando trabajé de masajista por allá, yo era la única que podía "levantar" al alemán sin "gato".

Y la dejaría fría, en el sitio. Esa sería mi venganza, contra el mundo y contra mi ex, porque yo era una mujer que odiaba. El primer día posé mi vista sobre un catire hermoso que se bronceaba con su amigo, un gordo blanco y calvo, en las orillas de la piscina. Estuve todo mi turno tratando de llamar su atención, pero el catire nada que volteaba, y el gordo me hacía guiñitos.

Durante cuatro horas, vine, vi y no vencí a nadie. Hasta el gordo se cansó de mirar la insistencia con la que buscaba que los ojos azules del catire se posaran en mí. Al final me rendí y al terminar el turno me fui a mi hotel en playa El Agua.

Nunca había visto un techo tan blanco. Porque eso fue lo que hice, mirar al techo y llorar viendo un canal mexicano donde el presidente de México daba una rueda de prensa:

-El país estaba al borde del abismo y nosotros dimos un paso al frente.

Mi vida salió de la crisis para entrar en el caos. Salí de mi pieza. Es increíble las facilidades que te da la noche para ver lo miserable que puede llegar a ser una existencia promedio. Podría hacerme una autoradiografía de mi tórax y ver sólo un agujero negro que amenaza con devorar mi cabeza.

Me asomé a un murito cerca de la playa y el océano negro me invitaba peligrosamente a una fiesta. Pensé que si me arrojaba como Alfonsina, un grupo de sirenas me convertirían en espuma de agua y yo podría convertirme en lluvia y caer sobre el cabello amoroso de mi ex por última vez, arroparlo con mis mojadas células llenas de amor. Pero la triste verdad era que si me arrojaba, los únicos que me recogerían serían los tiburones y quienes encontraran mi cuerpo rapiñado me tomarían fotos y nadie nunca sabrá por qué me arrojé y por qué decidí hacerlo, yo, tan "feliz" que era trabajando en ¨Palmera Resort¨. Hasta mi muerte sería triste, joder.

Fui corriendo al bar del hotel y me arrojé sobre una barra llena de turistas, le pedí al barman la bebida más fuerte que tuviera. El tipo me miró de reojo y adivinó (con toda su santa experiencia) que era una mujer que odiaba y me sirvió brandy con vodka en un vaso de plástico, mientras a los turistas les servía en vasos de vidrio. Me senté en el banquillo de la barra y esperé el desvanecimiento etílico. Una voz me susurró un 'hola' en el cuello, volteé y sobre mi rostro contenido estaba el rostro del gordo.

El gordo tomó un banquillo y se sentó a mi lado al mismo tiempo que en mi cabeza se juntaban un millón de imágenes y órdenes que en mi temprano estado de embriaguez no podía asimilar: huye, corre, vete, dile que estás embarazada, que tu marido está en el cuarto, que eres lesbiana, que eres hombre, pero huye. Pero seguía callada, tomé otro trago de brandy y le pedí al barman que dejara la botella en la barra. Algo me decía que la iba a necesitar urgentemente.

El gordo se río de mi ironía y cargó la botella a su cuenta. Tenía los ojos verdes y los dientes amarillos, una panza prominente mal cubierta con una franela del Boca Juniors, una bermuda beige y un par de zapatos Adidas enfundados en unas medias blancas que le llegaban casi a la rodilla. Un pelmazo, o en sus argentinos términos, un salame.

Me pregunto el nombre, le mentí, la edad, le mentí, el número de la habitación, le mentí y todo aquello que fuese susceptible a una falsación fue mentira. Sin embargo, el gordo no dio reparos en ello, me parecía que estaba acostumbrado a que las mujeres le fueran especialmente esquivas. Otra existencia miserable que se descubre a la luna. Aunque en el caso del gordo, el sol también le delataba el patetismo notablemente. Tomé otro trago.

Me habló acerca de sus problemas con la mujer, que la había dejado en Buenos Aires con su hijito Matías de dos años, que había dejado la facultad hace poco y quería probar suerte en Venezuela y si le era posible reconstruir su vida aquí, al lado de una buena mujer. Recordé el matrimonio de mi ex con su nueva "buena" mujer. Tomé otro trago.

Me comentó sobre la política de los Kirchner y yo le hablé de las palabras del presidente de México en la TV, le hablé de Chávez y de la Universidad, mientras él agregaba a cada tanto lo mucho que significaba el fútbol para la identidad nacional argentina y yo añadía cómo nosotros nos apropiamos del béisbol para construirnos una identidad venezolana. Tomamos otros tragos y el gordo no me parecía tan repulsivo.

Debatimos sobre el papel de Hegel en la constitución, de la epistemología científica y de cómo "La República" de Platón sirvió de base argumental para "El espíritu de las leyes" y "El Leviatán", las biblias de las revoluciones del siglo XVIII. El gordo y yo habíamos hecho buenas migas.

Al terminarse la botella, Javier y yo (porque su nombre es Javier) habíamos cerrado el bar. Compramos una botella de tequila y se había sacado los zapatos a orillas de la piscina. Yo me senté a su lado de buena gana. Mientras él había parado de tomar, yo seguía chupando de la botella de tequila como una sedienta y mientras él me abrazaba, comencé a hablar de mi ex y en vez de llamarle Javier empecé a llamarlo Fernando, como mi ex.

A él no pareció afectarle demasiado. Me miraba con dulzura mientras yo bajaba la mirada y veía la luna reflejarse sobre el espejo borracho del agua en la piscina. El sonido de las olas me mareaba aun más, el tequila hacia efecto y empecé a desvanecerme.

Cuando abrí los ojos, ya era de día. El techo seguía blanco y el televisor seguía prendido. Me incorporé lentamente para descubrir que estaba desnuda y que había alguien usando la ducha. Recordé el encuentro con el gordo la noche anterior y pensé en las palabras del presidente de México.

-Estábamos al borde del abismo y nosotros hemos dado un paso al frente.

Me dejé caer sobre la almohada con la mente en blanco, había empezado a llorar. La verdad es que no era una mujer que odiaba, sino una tipa bastante triste que a las primeras de cambio se emborrachaba por no dejar una botella llena con una mala excusa o seguramente (en el peor de los casos) si odiaba, lo hacía con la misma pasión que había agotado al amar. Pero el odio (al igual que el amor) te deja seco, como unos de esos cueros que se curten al sol durante la sequía. Mi cuerpo era un cadáver hueco que se ahumaba estúpidamente a orillas de un río. No tuve fuerzas para decir nada, ni para cambiar el canal mexicano que anunciaba la telenovela del mediodía.

4 comentarios:

José Alfredo dijo...

Me fascino. Simplemente SOBERBIO!

Saludos,
José Alfredo.

P.D.: En tus Datos Claves reí como no tienes idea con esto:..."También me gusta el Gato con Botas, aquel personaje de Pierrot vivísimo, que si hubiera vivido en Caracas seguro se hace motobanquista o diputado".

Karim Taisham dijo...

Muchas Gracias. Hago lo mejor que puedo con lo poco que tengo =D

Jesús J. Ortega Weffe dijo...

¡Excelente!

Jesús J. Ortega Weffe dijo...

Saludos de nuevo.

Llegué a este blog por haber navegado por el perfil de una amiga en FB. Una vez leído tu cuento y algunas otras cosas en el blog, te solicité amistad a ti y al grupo "Letras a Litros", allí en FB.

Me gustó tanto tu relato que, con el correspondiente crédito a la escritora y al blog, lo reproduje en un grupo privado en el que interactúo allí, compuesto de gente que vive o vivió justamente en Margarita. Están encantados con tu cuento.

Sin embargo, el programa me acaba de suspender las solicitudes de amistad por supuesto "acoso", al haber "invitado a agregarse como mis amigos a personas a quienes no conozco". En verdad, supongo que no es tu caso, ni el del grupo; como personas inteligentes asumo que saben usar la sencillísima opción "no aceptar" para el caso de no querer agregar a alguien a la lista de amigos propia, en lugar de denunciarlo por supuesto "acoso". Pero, como todo puede suceder, te agradecería me lo hicieras saber para retirarla. Igual para los integrantes del grupo en el perfil que allí tienen.

Feliz tarde-noche.