"La musa existe, pero tiene que encontrarte trabajando"
Albert Einstein
Isabel Allende no espera la musa. Su literatura nace del trabajo organizado. Su año es planificado en función de su creación; seis meses de lectura, seis de escritura.
Durante sus primeros seis meses, se empapa de lecturas, historias reales y fantásticas, de fuentes externas. Con todo el imaginario recreado, transcurre seis meses masticando ideas y presionando teclas.
Más allá de la disciplina de su método, más allá de la concepción de la escritura como un oficio o la desaparición de la figura de la musa, nos interesa ese estadio místico: entre la idea y la letra. Entre la fuente y la creación.
Enfóquese como se desee: ¿Cómo es el mundo entre la ficción ajena y la ficción propia?, ¿cómo gritan las voces antes de transformarse en historias?, ¿cuál es el peso del alma antes y después de la transición?, ¿cómo, cómo? Como gusten.
Ustedes marcan la pauta, ¿qué hay en la mitad? ¿qué se moviliza y cambia, qué permanece y queda?
2 comentarios:
Esto es como un tras cámaras, ¿eh? Creo que lo tengo casi listo.
Tremenda pauta. La tengo lista. Ahí va
Publicar un comentario