jueves, 14 de julio de 2011

Cierra la puerta


Federico: Apúrate en entrar, ¿quieres?

Cecilia: Estoy tratando de no hacer mucho ruido, ¿sabes? para no llamar tanto la atención, pero contigo es imposible, a menos que dejes de gritarme cada vez que me monto.

Federico: Disculpa Ceci, me pone nervioso tener que venir a buscarte en mi carro, ya todos incluso conocen la placa.

Cecilia: Tranquilo mi amor. Antes de salir me aseguré que toda la familia estuviese en sus respectivas camas, en especial Patricia.

Federico: Patricia, mi "amada" Patricia. Estuve con ella todo el día, y creo que está empezando a sospechar algo. Últimamente me ha hecho preguntas muy concretas. ¡Que difícil es todo esto!

Cecilia: Lo sé corazón. Me parece extraño que mi hermana sospeche algo, sinceramente no lo creo, tú bien sabes que siempre ha sido un poco, o mejor dicho, muy despistada. ¡Ay Señor! Pero no te imaginas cuanto la envidio, el solo hecho de que ella pueda estar contigo cuando quiera o como quiera me mata, simplemente me mata. Desgraciadamente nos ha tocado compartir nuestro amor de ésta manera.

Federico: Ay Cecilia Alejandra ¡Cállate y Bésame!

Cecilia: Adoro cuando lo pides así.

-Después de unos minutos de un silencio apasionado -

Cecilia: Fede, ¿que haremos? No podemos seguir en esto.

Federico: Pero linda, yo te amo. Lo juro. Patricia, tu hermana, no es amor, es...estoy con ella por compromisos a tu familia, ¿cuántas veces te lo tengo que repetir? Me estoy cansando.

Cecilia: No es tan sencillo, es mi hermana. Se supone que no debería traicionarla y menos con su novio, ¿entiendes? Yo soy la oveja negra.

Federico: Muchas suposiciones. Y detesto cuando usas los "deberías". Las cosas no son así, no tenemos la culpa de amarnos, ¿entendido? Por cierto me encanta la cara que pones cuando estás preocupada.

Cecilia: No me cambies el tema.

Federico: ¡Coño Cecilia! ¿Vamos a perder nuestro tiempo discutiendo lo que ya nos sabemos de memoria? Dos horas, únicamente dos horas y no las aprovechamos como se debe.

Cecilia: Tienes razón. Hablamos de esto mañana. Baja los seguros y arranca. Ya bajó la vieja y chismosa de mi vecina a pasear a su perro, nos puede reconocer.

Federico: No te preocupes tanto Cecilia, mi carro es silencioso.

Cecilia: Si claro... Apúrate, por favor. Creo que ya nos escuchó.

3 comentarios:

Victor C. Drax dijo...

Las cosas prohibidas siempre atraen.

El texto me tocó. La forma en la que todo ocurre, la urgencia de aprovechar el poco tiempo es algo con resonancia.

Memorias.

G. dijo...

Un amor que no puede ser, y poco tiempo para disfrutarlo... ¿cuánto podrá durar? Buena historia, Sammy!

Gabriela Valdivieso dijo...

Uyyyy excelente! me dibujaste el contexto en minutos! entendí clarita la situación y me tensé, como los mismos personajes! Bien samm!