martes, 6 de julio de 2010

Lo que suele cambiar es el punto de referencia

Por Gabriela Camacho

Hace cierto tiempo me preguntaba cuál era la diferencia entre arriba o abajo, un lado u otro, el Norte o el Sur. Todas esas cosas pueden ser afectadas por una sola cosa, un punto de referencia, el lugar desde donde se miren.

Para algunos las cosas pueden ser malas, buenas, tristes, felices, agrias o dulces. También es posible afirmar que algo puede ser alto, bajo, frío, caliente, verde o azul. ¿Qué tienen en común? Que no importa lo que sean, siempre varían dependiendo de la perspectiva: se mueven, viven y repiran a su merced.

Podemos sacar como única conclusión que en nuestra vida nada es como decimos que es si eso está visto por otra persona. La perspectiva no es sólamente visual, olfativa, táctil, auditiva o del gusto; es, además, algo que va más allá de los sentidos. Al parecer todos podemos hacer uso de eso, sea lo que sea, y darle formas diferentes al mismo hecho.

Es como si pudiéramos por un momento ser pintores, escultores, chefs, compositores, cantantes. Creadores de belleza con muchas características que los diferencian, pero algunas pocas que los hacen tener nexos. Es aquí donde quizá notemos puntos de separación, o quizá notemos que no los hay. Absolutamente todo es esclavo de una perspectiva o muchas.

No importa al fin y al cabo lo que tengamos al frente, siempre y cuando podamos darle la forma que nos apetece que tenga. De eso está compuesto el mundo, nuestro mundo, el mundo de todos.

2 comentarios:

Gabriela Valdivieso dijo...

Y lo que no cambia es el cambio y la variación, porque en un mundo así hay tantas versiones como versos se han escrito.

Anónimo dijo...

Muy cierto, gaby...