viernes, 17 de diciembre de 2010

Galletas a Saturno

Gabriela Valdivieso
Tercer contraletras del primer match. Gabriela V. vs. Paula:
Un viaje en autobús: amor, delirio y emociones

Sus dientes rasgaban sin pausa mientras esperaba en el paradero. Con la aparición de cada micro sufrían más sus labios.

Como siempre que podía, esa tarde se dirigía hacia el poniente para después regresar en metro rumbo a casa.

Pasaron varios buses blancos y verdes. Incluso varias micros 406. Fue durante la séptima canción que llegó su 406. Allí él y sus manos. Allí la voz que la recibió; "Buenas tardes".

Por suerte libre, se sentó en su asiento favorito. A tres cabezas detrás de la suya, donde podía mirar sus ojos concentrados.

Los vio fijamente en cada viaje. Los deseaba cuando esquivó el perro. Cuando ayudó a la anciana a subir. Cuando dio paso a la ambulancia. Cuando en cada recorrido, con responsabilidad y presteza, dejó a cada pasajero en su paradero.

Memorizó las personas a las que él ayudó con una moneda. El payaso, la universitaria y el imitador de Michael Jackson. Disfrutaba su humor. Paralizaba la música para escuchar su risa y respirar su voz: "Sí, pasamos por Manquehue, adelante".

Durante aquellos trayectos encontró siempre entre ella y aquella adorada nuca el torturador mensaje: "Prohibido hablar con el conductor". Siempre frenada, elaboró día a día sus estrategias.

Dejó de contar la cantidad de veces que subió a la micro tarareando canciones que inconscientemente él evocó y pronunció en los caminos. Se cansó de motivar su repique en el celular para que volteara a verla. Se lastimó la rodilla la undécima vez que subía tropezándose, con el fin de lograr la exposición de su sonrisa.

Como todo aquello funcionó más para sus ensoñaciones que para sus proyectos, tras una clase de astronomía, se armó de valor y escribió en un Post It rosado: "Escojo esta vía porque lo escojo a usted". Tomó su ruta y cuando quedaban sólo dos pasajeros, pegó su nota en el vidrio trasero y se bajó.

Él, culminado su recorrido divisó la nota. Leída, reconoció a su autora y sonrió ampliamente. Con su contestación se esfumaron en adelante el resto de los usuarios. Las ruedas fueron entonces galletas Tritón que los aproximaban velozmente hacia los anillos de Saturno y los jardines de Alicia.

Así, ella siguió esperándolo en el paradero, pero ahora él se mordía los labios por llegar más rápido.

7 comentarios:

Karim Taisham dijo...

chamaaaaa que dulzura de relatoo¡¡¡¡¡

me gusto muchisimo, y me recuerda mucho a mi Santiago querido.

muy lindo y muyyyy dulce.

Jessisrules dijo...

Gaby, lo amé. Genial, genial, genial. Tan dulce como tu. Love it!

PaulaOrtiz dijo...

Sí, sí, coincido en que es cuchísimo (L) Ahora quiero un abrazo :)

Moises Larez dijo...

Yo también quiero un abrazo. Me encantó la muchacha. ME gusta mucho la descripción de ella esperándolo.

Gabriela Valdivieso dijo...

Jaja, mi personaje necesitaba un abrazo =) tenían que ver la música escuchaba. Me alegra que terminó todo bien. Se le ve contenta! =)

Un cuento tierno entonces!

José Leonardo Riera Bravo dijo...

Está maravilloso!! Lo amé, lo amo y lo amaré siempre! Es más, me lo expropio! jejeje

De verdad que es un placer volver a leerte, Knock Out!!

Un abrazooooooooote!! (Estoy tratando de leerlos a todos poco a poco porque mi acceso a pc's con internet es muy limitado, pero de que los leeré y comentaré a todos, lo haré! ;)

Samar Yasmin dijo...

Que lindo Gaby! muy dulce y tierno :D