martes, 12 de enero de 2010

A más lecturas, menos sentido

Por Gabriela Camacho

Mi cuarto no es un santuario de perfección, lo admito. Pero el lugar en donde no permito que reine el caos es mi biblioteca. Allí es a donde los invito, el segundo tramo, el mundo al que cualquiera desearía pertenecer. Desde el viejo C. S. Lewis hasta la Stephenie Meyer de la actualidad. Colores disparejos con un orden aleatorio, pero eso sí, tamaños similares van juntos.

Ahora me pregunto: Acaso a ti, que lees esto, ¿te importa cómo va mi biblioteca? No lo creo, así que dejaré la teoría para luego. Si me pidieran elegir un libro de mi colección pediría clemencia, seamos sinceros, eso no se puede. Cada libro que tengo es mi favorito, cada autor hace que vaya directamente a la primera página y me hunda en la historia hasta la última.

“Las crónicas de Narnia”, como toda buena colección, tiene partes que no me agradan. Y de siete perfectos libros podría leer hasta la inconsciencia cuatro. Sugiero, a quien no haya perdido su infancia, “La travesía del viajero del alba”; prometo que superará sus expectativas.

Cambiando de tema, tengo debilidad por la historia universal, y un intenso desprecio por aquellos autores que hacen que te sientas en una silla de púas mientras intentas ser culto. Esa no es una sensación bonita. ¿Quieren historia, y de paso, entretenida? Lean cualquier libro de Dan Brown, mentiría si digo que no está entre mis autores favoritos. Ese hombre es capaz de inyectarte conocimiento histórico mientras intentas descubrir si el protagonista seguirá vivo para el siguiente libro. Cuando te das cuenta estás hablando como si de verdad hubieses prestado atención a las clases. Bravo.

Me gustan los vampiros, mas no como los traen a la vida hoy en día. Si necesito mencionar un libro de vampiros que me fascine diré “Entrevista con el vampiro”, de Anne Rice. Lamentablemente, no he terminado la segunda parte (Son diez, como si no me gustara) y no porque no lo deseo, de verdad. Aquí no hay vampiros vegetarianos, no señor, pero ¿eso qué importa? Me gusta, mucho. Y sí leí Crepúsculo, también me gustó, pero me contenta poder decir que no continuaré con esa saga. Aplaudan ahora, ya sé quién lo estará haciendo.

Quisiera comprar “El retrato de Dorian Gray”, es un clásico; y como todo libro que puede que nos guste, fue prestado, no hablaré más de él. Siguiendo la línea que mi memoria me permite recordar, compré con gusto “Confesiones de un chef” de Anthony Bourdain, léanlo. Lo menos que podrán encontrar es una receta, me encanta. Y créanme: cuando lean el libro, si conocen a Bourdain, escucharán su voz narrando. Sublime.

Quien no haya leído Harry Potter, que me lo diga. Si dicen que no les gusta, el hecho de que leyeron el primer libro es un secreto bien guardado, no importa, mientan más. Mi libro favorito es “El prisionero de Azkaban”, pero, si sienten curiosidad, les aseguro que hasta el último número de mi cédula odió a Rowling por el libro siete. Por la magia que tuviste, mujer, ¿qué clase de libro mata-emociones es ese? Me disculpo, el libro no es lo que yo (ni mucha gente, me atrevería a decir) deseaba.

Estoy entrando al mundo de Stephen King y eso se siente bien: certificado. Con un volumen de “Todo es eventual”, de catorce historias, estarán bien y podrán presumir como yo. No me gusta presumir, por si acaso. Quiero en este punto hacer una mención afectuosa (de la que no se enterará) a John Katzenbach, por darle un peso a mi mesa de noche, un espacio ocupado en mi biblioteca y dos historias que leer a una pobre chica de dieciséis años. “El psicoanalista” y “La sombra” son geniales.

Es triste despedirse, pero mañana tengo clase, la primera del año. Para ofrecer sólo tengo una última y mísera frase: Tecni-ciencia Libros, ¿Qué has hecho conmigo?

2 comentarios:

Jessisrules dijo...

Gaby, me encantó!! genial de verdad. Yo amo Harry Potter del principio al final!!. Está escrito casi perfecto!. Te felicito ;)

Gabriela Valdivieso dijo...

Espectacular, Gabi, qué gusto leerte y leer qué te conforma!!
Fantástico el estilo que cultivas!!