sábado, 1 de agosto de 2009

2 cerdas y una raya negra



Sobre el aliento

Según el Dr. Arturo "cabeza de vaca" los cepillos de dientes sólo limpian el 20% de la boca, quedando el 80% restante en la más oscura y húmeda suciedad. No quería hacerlo público, Mauricio, pero sufres una enfermedad muy común en estos días de comida rápida y festejos banales; halitosis le llaman, y bueno, yo acepté esa enfermedad durante estos tres meses de amores, pero ya llega un punto en que no puedo, Mauricio, no puedo, besarte y ponerme azul; Parezco un pitufo enamorado y mis amigas se burlan de mí por estar enamorada del rey dragón. Por eso te dejo, ahí, tirado en la cama, esposado con las esposas de mi ex marido, que era dentista... qué cruel el destino.

Sobre los desalientos

Exterior/noche. Mauricio toma el teléfono:
– ¿Aló? (aburrido, somnoliento)
–Viejo, adivina a quién botaron del trabajo porque la "cacharon" haciéndole un "blow-job" al jefe... (Voz masculina emocionada e inquieta, completamente desquiciada)
– ¡Miércoles! (grita emocionado). No me digas: ¡¡¡Estella!!! La buenísima del segundo piso. Es que yo se lo veía en la cara, chamo, esa hembra se veía con ganas y una boquita de mamá... yo sabía que Arturo la iba a hacer pagar (sigue conmocionado). Ese aumento de sueldo no era gratuito chamo, no era...
– (Interrumpe a Mauricio) Chamo, fue la señora Elisa... la viejita que es mamá de Gonzales. La que tenía setenta años, que no sabía prender la computadora... Ésa.
– (Silencio)
- (La voz continúa, ahora un poco perturbada) Parece que fue en la sala 1. Arturo anda emocionado, dice que es como una succión al vacío. Gonzales no lo sabe, pero todos lo vemos como con lástima. Chamo qué feo. Esa viejita ni siquiera tenía dientes, chamo, me imagino que se cepilló las encías con el... (Se oye cómo alguien corta la comunicación del otro lado del auricular)
– ¿Aló? ¿Aló? Mauricio, ¿sigues ahí?

Sobre el transporte

Querida Estella:

Ayer mientras escuchaba cómo te quejabas de que el Metro de Caracas era una suerte de noveno círculo urbano, donde lo macizo de tus nalgas se veían obligadas a "fraternizar" con los cuerpos ajenos del enemigo, yo pensé en Tokyo, sí, Estella, como lo lees: ¡en Tokyo! Porque en Tokyo hay personas que cuando la gente no "cabe" en los vagones, los empujan hacia adentro del vagón, donde ellos como pueden se hacinan y se desean los buenos días mientras en sus cabezas giran las canciones de algún animé.
También pensé en el metro de Nueva York, donde los vagones están llenos de grafitis disidentes y negros, donde el gueto y la culpa se dan la mano porque las estructuras políticas que nos hacinan a los unos y los otros se mueven en nuestra contra y hacen que nos alegremos porque el jefe nos aumenta de sueldo. Sí, Estella, sí. Ese maldito jefe al que mi mamá le hizo un "blow-job". Ese mismo. Aquel que me despidió justamente cuando tú me decías que escribirte un "TE AMO" en un ticket de Metro era cursi, pobretón y estúpido.

Y yo pensé en Tokyo, en Nueva York, en mi mamá y me dije: "coño, Álvaro Gonzales, ¡¡tú sí eres imbécil!! Preocupándote porque te dijeron que un ‘te amo’ en un ticket de Metro era idiota, cuando tu mamá disfruta más de la vida que tú". Por eso, Estella, te escribo esto. No lo tomes como una despedida, sino como un hasta luego porque esos pobres japoneses y esos pobres del gueto y mi persona tenemos razón para quejarse de la vida...

Y tú me criticas por un "te amo" en un ticket de Metro... NO ME JODAS...

con Amor, Gonzales "el guevon"