domingo, 25 de abril de 2010

La muchacha

El sol desgarraba las ultimas vestiduras de la noche. Sobre el naranjo las gotas del ultimo aguacero pendian sobre las hojas como diamantes brutos que caian sobre la tierra en silencio, un perro ladraba en lo lejano, empezaban a mover las carretas y un olor a pan y fruta madura se mezclaba en el viento humedo del patio. Era Junio y todava podiamos retozar antes de ir a la escuela.
Tenia ganas de ver a Ramon y Aristides. Se habían ido para la Guaira hace una semana y estaba aburrido desde su ausencia. En el gran caserón solo tenemos patos y animales de granja que nos abominan hasta el tedio, dos perros y un solo gato que arisco se voltea panza arriba ante cualquier atisbo de humanidad. Estuve viendo la ventana como un pajaro tras los barrotes de su jaula, pero ya era junio y eso me hacia mas verde la vida. Ramon volvería con las manos llenas de conservas de coco y Aristides me contaría sobre su viaje en tren hacia Macuto "te sentirás como libre" me dirá, seguramente, para hacerme sentir envidia.

sera mi ultimo domingo solo. La tía Mildred tuvo la maldita idea de llegar para la misa de las cinco. Mama me peino lo mejor que pudo: "ese pelo de negro,no se de donde lo sacaste" y domaba mis rizos con linaza hervida y un peine grueso de carey. Me vistió con un pantalón corto y una camisa azul. Yo no quería decirles nada, la verdad, ni a Ramon o Aristides sobre la manera en que mi mama me vestía y me cosía la ropa, como su peine de carey con olor a talco francés me halaba el pelo con fuerza hasta la raíz, como si tuviera odio de mi ascendencia oscura o dudas sobre mi piel bronceada. Mi papa siempre fue alejado a esas cosas, me llamaba y repasaba las lecciones con rudeza mientras me nombraba "salto atrás" "tenté en el aire" "mojino monino" como quien nombra al perro de la casa para darle la comida. A veces tenia la sensación de que ambos ignoraban mi nombre.

Tia Mildred llego con su séquito de plañideras. vestía un largo vestido negro, llego repartiendo besos con olor a agua de rosas mustias. le seguía mi prima Antonia y mi primo Simón, ambos con su fuerte dosis de mojigateria. Blancos, redondos y tristes como cebollas. Me aterraba pensar que de su reflejo saldría mi futuro. Mi prima que apenas alzaba la voz y mi primo que a veces tenia la mirada bizca y esa blancura enfermiza que me helaba la sangre.

- montante en la carreta y se bueno. me dice mama.

Me monte con todo mi odio. lo único para que iba a la iglesia era para pedir que mis amigos llegaran mas temprano. Antonia empezó a ver por la ventana de la carreta completamente aburrida, mi primo leía un pasquin de los que reparten en la estación del tren y mi tía contaba las cuentas de su rosario desprendido. Mis pensamientos se hallaban lejos de la carreta, volaban sobre la ciudad y la montaña, con deseos de perderse en el tren que llegaba de la Guaira para quedarse dormido sobre la tibia niebla que duerme sobre el mar.

Tia Mildred mando a parar la carreta y le pidió a Antonia que buscara a la "muchacha". Mi primo soltó el libro y de un respingo se sentó derecho. Me incorpore y deje al tren de la Guaira desaparecer de mis pensamientos, como si se metiera en la boca negra de un túnel. Mi tía hizo espacio en la carreta y siguió contando su rosario incompleto. Volví a la ventana y nos hallábamos en una zona mas bien miserable, justo en la parte de atrás de la iglesia. pensé que seguramente esta seria una de esas muchachitas que van desde pequeñas a hacer de esclavas en las casas. Mama estaba totalmente en contra de esas practicas, yo no le veía nada de malo. En la casa tenemos una y se llama Rosita. Algunas noches mi papa atraviesa la casa, va y duerme con ella en su buhardilla. Supongo que esta sera la "muchacha" para Simón, por eso dio el respingo.

Llego mi prima a la carreta con la muchacha y cuando la vi supe que ella no seria para mi primo, sino para mi. tendría unos once años, mulata con los ojos verdes y el pelo maloso como el mio, las piernas largas y de la camisa salían unos pequeños pechos que tímidos se paraban ante el roze de cualquier brisa. Que hermosa era la "muchacha". Simon la miro con exactitud medica y la desaprobó. Mi tia nos dijo que le pusiéramos el nombre que quisieramos "esa es una mandiga" y se reía con la boca muy abierta.

"La Muchacha" y ya, mama. dijo mi prima y volvió a su contemplación. Pero yo nunca volví al tren de la Guaira, ahora estaba ahogado en los ojos verdes de la mulatita y ella si apenas levantaba la mirada, estaba triste, había llorado. Me daba lastima imaginarla al lado de mis tristes primos y su madre la bruja, haciéndole los mandados o lavando la ropa en el rió. Durante ese viaje nunca me miro a los ojos, nunca.

Ramon y Aristides volverían la semana entrante. Su madrina nos dio la mala nueva cuando fuimos al mercado con Rosita, parece que le agarraron unas fiebres en Macuto y se quedaron una semana mas. Maldije como nunca esa mala noticia y maldije aun mas cuando mama y papa me dijeron que bajaría la Guaira en el tren y que yo me quedaba con tia Mildred en su casa de La Candelaria. "No puedes ir porque mama teme que agarres las fiebres tambien" dijo papa . Empacaron mis cosas y con la peor de mis caras, me dejaron donde la tia Mildred.

Me recibieron lo mejor que pudieron, con la cara contenida con disimulo. escupí la entrada. Simon no estaba y Antonia esperaba con angustia la llegada de su pretendiente. Tia Mildred dormia y yo me llenaba de tedio en esa casita con techos bajos y figuras de santos. Entonces llego la mulata.

Servía la mesa con cuidado, ponia las tazas lo mejor que podia y los cubiertos con tosca urbanidad. No podia desprender mis ojos de ella, cada paso, cada trazo de su cuerpo correspondian a una armonia que desentonaba con lo monotono de su existencia. Sus ojos verdes brillaban entre los ojos muertos de los santos de yeso y su piel se perdia entre la bajaluz de las cortinas. La muchacha nunca miraba a los ojos de nadie, le habian domado el fuego de la raza que tambien era la mia. Pero ella en su actitud salvaje tenia las cicatrices de la libertad que a mi me fue negada desde el nacimiento y aplastada con el peine de carey.

me sente en la mesa y le pedi que me sirviera panelitas con cafe negro. Ella asintio sorprendida y fue corriendo a la cocina. voltee a mi alrededor pero no habia nadie, solo los santos mudos, ciegos y sordos, la segui a la cocina. ella estaba de espaldas y yo le contemplaba el cuerpo en formacion, algun dia tendria las caderas como Rosita y su espalda terminaria en un altar de deseo confeso, como Rosita. Me sente en el piso, ella volteo contenida. Estaba a punto de llorar.

Me halle sin defensas. Papa siempre me contaba como habia que tratar con madingas como esa pero nunca me halle tan cerca de criatura mas noble. Baje la mirada apenado y la deje en medio de la cocina con la taza y las panelitas en la mano.
pasaron un par de dias y el episodio de las panelitas quedo en el olvido. En vez de eso empece a entablar una relacion fraternal con la muchacha. En realidad se llamaba Dorotea. Su familia era muy pobre y tuvieron que venderla a mi tia. Nunca la habian mirado como la mire antes y por eso su desconcierto y su miedo.Yo la entendia lo mejor que podia, solo tenia dos amigos en el mundo y eran hombres, el corazon de una mujer todavia era terreno escabroso e ihnospito para mi.

Nadie parecia notarme, Ramon y Aristides estaban aun en Macuto y mis padres bien podrian haber muerto porque desde hace dos dias no sabia de ellos pero no me importaba, los ojos de Dorotea eran todas mis preguntas. No era muy culta, no sabia leer frances como mi primo ni tejia al punto como mi prima pero era muy inteligente y nada se le escapaba. Cuando todo oscurecia y Tia Mildred se guardaba en su gris aposento, salíamos al solar a jugar bajo la luna de junio. Los cucuyes palidecian ante el verdor de sus ojos salvajes, me acariciaba el pelo y en mi mano se derretia esa lava negra y espesa que era su cabello y su rostro, moreno, se perdia hermoso en la oscuridad del solar.

Nunca la bese. Nunca pude adivinar las formas de su cuerpo en la noche. Nunca pude descubrir su espalda humeda por el rocio de su cama. Ella fue el inicio de todo el enigma y el fin de mis jugarretas. La ultima noche en casa de mi tia se me hacia triste. Ella tambien sabia que me iria mañana con mis padres en la carreta de la familia y que pasarian meses antes de que volviera. "en la noche, buscame al lado de la estatua de San Miguel" me dijo al oido, cuando mi tia no nos veia. Simon me vio salir de la cocina, poso sus ojos frios y turbios dentro de los mios. Luego sonrio cinicamente y siguio en su lectura.

Me asustaba la cita. no podia esperar a que muriera la tarde, no dejaba de mirar la ventana, el solar y cuerpo de La Muchacha siempre de espaldas. Cayo la noche, finalmente. escape de mi habitacion haciendo silencio, busque la estatua de San Miguel entre el mausoleo de santos que mi tia erigio despues de la muerte de mi tio. La muchacha no estaba y me sente a esperarla.

Ella nunca llego. Miraba el cielo con sus estrellas pero ellas titilaban dentro de mi. Las manos me temblaban, y un vaho vapor salia de mi boca nerviosa y seca. Me preocupaba su tardanza y fui a por ella a su buhardilla.

-Dorotea, Dorotea. la llame en voz baja.

No escuche respuesta. La puerta de la burhadilla estaba entre abierta y adivine lo que podia estar pasando. Sude frio, mis manos se sentian heladas y empece a temblar. Cuando me asome, por el halo de luz que habia entre la puerta y la noche, estaba el blanco cuerpo de mi primo sobre el delgado y moreno cuerpo de La Muchacha. estaba intentando "puyarla" mientras esta se defendia como un animal siendo sacrificado; pero mientras mas embestía mas parecia La Muchacha cerrarse, como un pescador que intenta abrir con una piedra la delicada concha de nacar que contiene la perla. En algun momento, durante la embestida, me parecio que sus ojos verdes me buscaban, que ella podia adivinar mi presencia y mi impotencia bajo el halo blanco de su dolor

No dije nada, no hice nada. Ella era de mi primo, no mia. Me aleje mudo de la escena y me fui al solar. Recuerdo que me dormi a los pies de San Miguel.

Mis padres llegaron muy temprano, los gallos cantaban con pereza y de las panaderias salian los primeros aromas. Me montaron en la carreta y preguntaron por mi ojos vacios y languidos. No dije nada.

- ¡Que pena con ustedes!. Pero la muchacha que compre amaneció medio mala hoy. se excusó mi tia con mi papa cuando este le preguntó por el café.
-Hay que saber tratar a esas mandigas, Midred. contestó mi papa y ambos rieron con la boca muy abierta.

El viaje fue largo y silencioso. papa me mostro las conchas de caracol que me trajo y mama compro muchas conservas de coco. Yo no quise probar nada, no quise poner mis orejas sobre nada.
Cuando llegamos a la casa, dos voces me llamaban desde una esquina lejana. Al voltear descubrí que eran Ramon y Aristides. Mas bronceados que nunca, con el pelo engominado y docil, con la ropa limpia y los pantalones cortos.

Se acercaron corriendo hacia mi, mientras de pie les miraba muy triste. No sabían que entre nosotros ahora habia un abismo. Un largo oceano profundo y insondable, de esos que con solo verlos te ahogas. Como cuando mire los ojos de la muchacha, verdes y pobres por primera vez.

Ellos se acercaron y yo los abrace muy fuerte, llorando en sus hombros quedamente. Como despidiendome.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué triste historia, Noe. Me dio tanto dolor! Pobre niño t_t

Gaby Jr

Karim Taisham dijo...

no es triste. es un cuento de transicion. Gracias Gbjr =)

Unknown dijo...

Hola Noelia.

Me encanta la inocencia que proyecta la historia, hay varios tópicos profundos e interesantes como la pobreza, la idealización de la mujer y la desigualdad, que tocas muy levemente e incluso de manera sutil. No sé si la inocencia está en el cuento o en ti. Pero indiscutiblemente tu narrativa envuelve. Hay que leerlo nuevamente para percatarse de la situación. Muy bello.

Karim Taisham dijo...

wowwwwww!!! Michi Miau. No te esperaba por aqui.Sí me hubieses avisado antes, te hubiera preparado un cafe. Gracias por el coment y por leerme. =) dare un vistazo por tu blog en la brevedad. MIra, vi el blog de Dulce P (amarga) jajajaj SIN COMENTARIOS ;)
AHHHH y no te hagas la gata loca y lee los textos de mis colegas litrosos, que rockean mucho mejor que yo!!

John Manuel Silva dijo...

Que conste que yo la invité, así que debí avisarte para que le tuvieras el café preparado =)

Sobre el cuento: Hay algo que me he percatado, varias veces te he leído y veo que te gusta escribir desde el punto de vista de un hombre. A mí eso se me hace burda de difícil (escribir como una mujer). Es un ejercicio de transfiguración difícil de hacer, porque se puede caer en la impostación.

Difiero contigo cuando le dices al otro pana que el cuento no es triste, yo creo que sí lo es y bastante. De resto, comparto plenamente los dcomentarios de Gloria.

Unknown dijo...

Si, he visto una linda gatita!!!! Que escribe lindo, me debe un café y lo que tiene de linda lo duplica en talento. Ji ji ji.

Ojala que no salgas aterrada de mi blog también, aunque el mío no tiene mal carácter, tal vez no hay una narrativa brillante. Ayyy me salió verso!!!!. ja ja ja
Tienes razón que los demás litreros escriben maravilloso, aunque no se todavía quien es el mejor. Les voy a dejar comentarios para que veas lo solidaria que soy!!!

Un abrazo, espero verte pronto.

Unknown dijo...

John a los hombres les cuesta mucho hablar como mujer, nosotras no somos tan predecibles como lo son ustedes ja ja ja

Jessisrules dijo...

Me encantó este cuento Noe. Excelente de verdad. Está muy bien escrito!!