miércoles, 7 de abril de 2010

Una guarandinga así como Cosmopolitan con Men’s Health

Una guarandinga así como Cosmopolitan con Men’s Health

Por Guillermo Geraldo Rodríguez

A todos nos ha gustado alguien alguna vez en la vida, ya sea del mismo género o del género opuesto. Pasa que siempre (incluso desde pequeños) adoptamos actitudes particulares cuando estamos frente a la persona que nos gusta. Para muestra de esto tenemos a los típicos chamaquitos fastidiando a la niña que les gusta en el aula de clase, pretendiendo así la atención de la chamita. Con el correr de los años te das cuenta de que fastidiar a las mujeres no es el condimento perfecto para conquistarlas. Pero tampoco consigues la fórmula perfecta debido a que es un tabú comprender como piensan en particular las mujeres.

Parece algún cuento de brujas, hadas y algún protagonista de corazón puro, un cuento en el que todos buscan el diamante sagrado de la vida eterna, pero sólo lo obtendrá el que realmente no lo desee.

Pero… ¿Por qué digo esto?

Resulta que sí existe una fórmula para conquistar a las mujeres. Éstas desean un hombre que converse pero que las escuche, que no sólo se ría de los chistes contados por él, pero que las haga reír por los chistes contados por él. Que sea capaz de negociar, que no le tenga miedo al matrimonio, que sepa cocinar, que sepa apreciar cuando se cambia algo del look, compra un vestido nuevo o posee algún nuevo detalle y que si llegase a casarse éste no las convierta en una doméstica gratuita. Todas, absolutamente todas las mujeres quieren algo de esto, de lo contrario no serían mujeres.

Entonces… ¿Por qué si es tan fácil la fórmula no consigues todos los culos que se te vengan en gana?

Pasa que esta fórmula es utópica. Para cualquier heterosexual del género masculino la fórmula es imposible de aplicar. No es por culpa de ellos si no de ellas. Estas carajas piensan que todos los hombres han sido extraídos del vientre de “la loba capitolina” de Roma, y que por alguna extraña razón tenemos parentesco con algún canino y en consecuencia todos somos unos “perros”. Sencillamente lo comparo con “el diamante sagrado” de los cuentos de brujas y hadas, porque lo únicos capaces de poner en ejercicio, pero sin resultados esta fórmula son los homosexuales (quienes no desean a las chamas). A quienes no los juzgan las mujeres y quienes parecen ser perfectos para ellas.

La vaina es que cuando ya dices ser heterosexual se espantan y te consiguen los mil y un defectos.

Me mudé a Bogotá hace unos diez meses. Tengo un apartamento bastante cómodo en un edificio con fachada de piedritas grises. En él también vive Daniela Carolina, una jevita con un acento colombiano sabroso, está buenísima y sin duda no aguantaba para echarle los perros. Una noche (hace unos cuatro meses más o menos) apareció en mi puerta con dos copas y una botella de vino invitándome a disfrutarla. Mentí diciéndole que no podríamos hacerlo dentro de mi casa, debido a que un amigo que estaba de paso por la ciudad se encontraba durmiendo en el sofá de mi sala y que no querría despertarlo porque al día siguiente iba a tener un vuelo a temprana hora bastante largo.

Sin ningún problema me invitó hasta su piso y en su acogedor apartamento nos servimos la primera copa. Me parecía bastante raro, Daniela y yo siempre nos saludábamos entre pasillos con bastante cariño, pero nunca había salido con ella como para poseer tal confianza. Hablábamos de temas triviales hasta que salió el tema de su novio, mejor dicho ex novio (a quien tuve la oportunidad de ver un par de veces) Estuvimos hablando del tema bastante tiempo, hasta que supo aburrirme. Ya a pocos dedos del final de la botella y entre las últimas copas Daniela me agradeció por escucharla y agregó que no debía preocuparme por pensar que yo le gustaba, que ella no tenía ningún tabú con los de mi tipo.

.- Sin duda sé que eres gay, y gracias por comprenderme, eres divino.

Titubeé pero pensé en el dilema de las mujeres y acepté fingir ser gay.

.- ¿Cómo descubriste que lo soy?

.- ¡Ay! Qué tierno y gafo eres. Es lógico, eres bellísimo, me atrevería a decir que estás bastante bueno y con todo y eso no se te ha visto una chica en los seis meses que tienes aquí. Además, me decís que tienes un man en tu casa ¡Por dios Manuel!

-¿No me digas que me equivoco? ¡Ay qué pena!

Sí era verdad que no había llevado ningún mujerón pa´ la cama de mi casa en alguna oportunidad. Pasa que soy demasiado desordenado (razón por la que no invité a pasar a Daniela aquella noche) y siempre resolvía mis folladitas en algún hotelito bueno de la ciudad o en el carro.

.- No, chica, para nada, mi vida. ¡Sabrás que por un momento me preocupé! No encontraba cómo interrumpirte y decirte que me gustan son los manes. ¡Eres divina e inteligente al darte cuenta!

Con el pasar del tiempo fuimos acoplándonos y la confianza crecía a un punto extremo. Mientras bebíamos se quitaba las camisas incómodas de trabajo frente a mí, quedándose en sostén para buscar alguna pijamita, me abrazaba y manoseaba con frecuencia. Me mostraba las fotos en facebook de la novia de su ex novio donde tenía que mentir diciendo que era fea, no sabía maquillarse y estaba gorda; cuando en verdad la susodicha del facebook estaba riquísima. Típico que tenía una cita y me pedía consejos de cual vestido ponerse (siempre por celos le recomendaba el más largo y menos escotado). Más tarde regresaba contándome el fraude bochornoso de los escenarios y patanes de cada cita, proseguía después con halagos hacía mí y a mencionar que yo era mejor que una chica, una especia de su mejor amiga.

Colmaban mi paciencia hechos como quedarme a dormir en su casa, y que durmiera en su cama, estando ella sin sostén, o que luego ella saliera de la regadera y se vistiera conmigo en su cuarto, etc. En más de una ocasión tenía que acostarme boca abajo en la cama para ocultar mi erección. Mientras tanto, al pararme, el colchón parecía las calles de Caracas con los pequeños huecos que dejaba al acostarme de esa forma y en esa situación.

Mi mamá había estado en casa durante una semana. Mi apartamento estaba ordenado y durante esa semana no había visto a Daniela. Al marcharse mi madre, dejó conmigo dos botellas de Santa Teresa (Ron que extrañaba desde mi partida a Bogotá). Invité a Daniela Carolina unos cubalibres con tequeños. Pasados de rones le dio por ponerse estúpida y mencionar “lo gorda” que estaba.

.- Tócame, nada más siente el rollo en mi barriga

Estuve serio y no comenté nada. Desde “el rollo” de su cintura subí mi mano derecha hasta sus pechos, mientras la izquierda pasaba por su espalda hasta traerla hacía mí. Nos besamos y pare usted de contar, decidí traicionar con mi mueble los hotelitos de la ciudad y dejar de echar para atrás los asientos de mi carro.

Entonces, hasta ayer fui el hombre perfecto. Como dije, era un hombre homosexual. Hoy me consiguieron todos los calificativos posibles: mentiroso, traidor, abusador, oportunista, pervertido, etc.

Por esa razón, les digo:

No les voy a mandar a escribir sobre mujeres.

Es preferible ser como uno es frente a la caraja que nos gusta y no fingir vainas como que eres pargo, compresivo y melancólico: después es mejor. Acepta que te gustan las birras, el fútbol y Los Simpsons.

Y escriban mi pauta sobre “las curdas memorables que han tenido” y si no han tenido alguna, escriban una de sus panas, o del pana de sus panas. La curda anecdótica que conozcan. Porque hasta los evangélicos y testigos de Jehová tienen panas borrachos. Si no, no eres de este planeta.

6 comentarios:

Gabriela Valdivieso dijo...

Lo mejor fue lo del chip sobre el parentesco entre los hombres y los descendientes de la loba de Roma jaja!

Oye y qué twist la pauta, me engañaste, ¡¡traidor!! jajaja

Te digo algo, no te creas que saldrás con la tuya, jaja yo planeo mezclar tu cuento con tu pauta, ¡verás! jejejje

Abrazo!

Victor C. Drax dijo...

Esta pauta rockea a niveles extraordinarios.

Jessisrules dijo...

jajajajaja yo me reí muchísimo cuando Guille me la pasó!. Bueno, a tripearnosla y escribir

Karim Taisham dijo...

buena, buena, buena, buena, buena =)

Guillermo Geraldo dijo...

Haha (: Que nais que les haya gustao... xD Culdas Culdas!

Victor C. Drax dijo...

Ya va, necesito insistir.

Esta historia está yeah, marico, yeah. Me he reído burda.