jueves, 1 de abril de 2010

DECA-LOGOS

DIEZ COMPRENSIONES PARA ALCANZAR EL LOGOS

Por Gabriela Valdivieso Piersanti

La esencia de la verdad se encuentra
en su resistencia a ser ignorada

Charles Sanders Peirce

Nacidos, lanzados al cosmos, conscientes o inconscientes, nos hemos enfrentado al desconocimiento. Obligados a pensar, experimentamos e interpretamos nuestra situación. Somos, pues, por vivientes y pensantes, filósofos, pero lo somos más si el ímpetu del deseo de entender nos enciende. De ser así, la invitación, expuesta a través del siguiente decálogo, es seguir encendidos para iluminar e iluminarnos.

I. De puntillas: Captar la mundanidad y trascenderla

Rumbo al trabajo o durante la jornada laboral es fácil perderse, olvidar, ignorar. Es fácil navegar en el Metro sin ver ni oír gracias a los mejores audífonos. Es fácil interrumpir una conversación por un mensaje de texto emergente. Es fácil caminar más rápido, a pesar de no ir al mejor lugar.

Alzar la cabeza, aunque difícil, es posible y, cada vez más, inevitable. En el actual contexto, en instantes, en atardeceres, en miradas, en sacudones dejemos colar esa percepción espontánea de que algo nos falta, de que hay mucho que pensar y descubrir.

II. Maravillarse ante la complejidad: Captar lo inagotable e infinito de la realidad

Aludiendo a la metáfora platónica, tenemos la posibilidad de desligarnos de salir de la cueva de la ignorancia y ver las luces. Podemos, si lo deseamos y lo buscamos con pasión y perseverancia, encandilarnos con la verdad. Para ello es preciso mirar distinto, alejarse de las interpretaciones corrientes y mirar desde el asombro. Salirse de la sombra y admirarse. Es este el motor o principio del camino al logos.

III. Cultivar el des-interés: Apertura de un pensamiento libre, sin compromisos ni metas preestablecidas

Unos lentes negros mostrarán un contexto oscuro. Una mano enguantada palpará un mundo sin texturas. Igualmente, una mente con premisas captará comprobaciones o negaciones de su ideario, no así la verdad. Ella sólo se des-cubrirá de sus ropajes ante las mentes igual de desnudas y abiertas. Dado al ámbito de libertad en que se mueve, la filosofía exige una apertura incondicional, total.

IV. Moverse por el amor al saber: Comprometerse y entregarse sin condiciones ni miramientos

La verdad coquetea con nosotros sólo si no tenemos otro fin que alcanzarla y conocerla, si no nos anima más que el amor a ella. Con amor nos aproximamos, sin él tropezamos, dado que con amor se estiman los sacrificios y los compromisos y se asumen plenamente con intimidad, tiempo y voluntad.

V. Sí se puede conocer: Desde la realidad

A veces nos desesperamos por la ausencia de certeza, a veces nos paraliza la duda, pero siempre nos reanimamos y continuamos porque tenemos algunas ventajas y ayudas: Caminamos sobre una realidad abierta y estamos equipados de nosotros mismos. Tenemos espacio y capacidad para albergar la verdad, y tenemos un entendimiento capaz y activo entrenado para captar y decodificar o interpretar esa realidad unívoca, externa, expectante.

VI. Cultivar la curiosidad y la formación intelectual y personal

La invitación y exigencia de la filosofía consiste en asombrarse y ver incógnitas, en desechar la pasividad y fomentar la actitud crítica y suspicaz. La plena vitalidad del espíritu consiste en la capacidad de ser curioso de problemas, ser buscador de posibilidades y respuestas. Pero no basta con activarse y encarar la complejidad, es preciso gestar y fomentar una formación para ver y dar con los fundamentos de las impresiones.

VII. Asumir la creación continua: Conocer y valorar la historia

Todo hombre, aunque nuevo en el mundo, no se enfrenta a un mundo nuevo. Nuevos nosotros (colectiva y personalmente), el mundo nos precede y nos explica. Lo precedente, la historia, más que una información de interés, es una causa formal, un aporte esclarecedor sobre la esencia y la identidad.

VIII. Esfuerzo sostenido: Calma y perseverancia en método y acción

La verdad pide a su buscador humildad y claridad para comprender que no es posible un éxito total, dadas las capacidades intelectuales humanas o limitadas; y fuerza y entereza para luchar y perseverar con ímpetu continuo para no desistir y caminar, tramo a tramo, el gratificante camino ascendente.

IX. Puesta en común: Comunicar y poner en diálogo la verdad

Así como el conocimiento, que no puede gestarse en el aislamiento, tampoco puede conservarse de este modo. El contexto es a la vez fuente y receptor de conocimientos, por ello todo filósofo tiene por misión, además de basarse en la realidad, de-volver-se hacia ella.

X. Vivir en la verdad

Nuestra vida nos es dada, pero no nos es dada hecha. Nos encontramos en ella de pronto sin saber cómo y sin saber qué hacer. Independientemente de la época, la cuestión filosófica central es la de cómo vivir. Filosofar es en este sentido inicio y término de la mayor búsqueda: la felicidad.

La necesidad de comprender y comprender-nos motiva una búsqueda cuyos resultados inciden en la realidad interior. Esto se debe a que la verdad es inherente a la intimidad y compromete al hombre por completo. Conscientes de una verdad, no podemos evitar su influencia, su carácter dinamizante, y no debemos tampoco intentarlo porque esta disposición vital, este derecho y bien invaluable es también un servicio del buscador. Vivir de acuerdo a los conocimientos alcanzados es un compromiso y un derecho.

2 comentarios:

Jessisrules dijo...

Gaby, he ahí la verdad ante nuestros ojos. Estoy absolutamente impresionada. Me encantó. Eres una filósofa filosofando. Te extraño

José Leonardo Riera Bravo dijo...

Coincido con Jessi, filosofico!! jejeje Por cierto, se están mezclando las pautas! Orden en la pea!