miércoles, 28 de septiembre de 2011

Eres mi vida y mi muerte

“Perdón por creer en historias de amor” Así comenzaba la carta que él tenía en sus manos, una carta escrita en papel reciclado, de esos con olor a canela.

“No debía de quererte y sin embargo, te quiero” Continuó leyendo.

Estaba en el sitio del acto donde horas antes habían sacado el cuerpo ya sin vida de una mujer que escribió con su propia sangre en la pared “Eres mi vida y mi muerte”.


Todavía no había identificado el cadáver, él todavía no creía que esas canciones, esas palabras habían sido tomadas tan en serio.

Ese papel con olor a ella lo apuñaló en el estomago. Tal vez sí lo hizo, pensó él.
“Te quiero más que a mis ojos, te quiero más que a mi vida. Más que al aire que respiro y más que a la madre mía.”

“Te amo, pero tú que me has enseñado sabes mejor que yo que hasta los huesos sólo calan los besos que no has dado, bien sabes lo que digo” Él en este punto comenzó a llorar. ¿En qué momento perdí el control? Seguía preguntándose.

“A veces, amarte no es suficiente. Sólo desearía renacer en el cuerpo de la puta que te acompañará esta noche”


"Eres mi tesoro, eres mi vida y muerte, te lo juré compañero.”


Si conocen a Sabina y este tema en específico entenderán mejor la historia :) Frases de la canción fueron utilizadas.
http://www.youtube.com/watch?v=SEbJGbx0wg4&NR=1

martes, 27 de septiembre de 2011

Somos Uno



Somos  Uno
Jessica Márquez Gaspar

Tanatos. Hoy es lo que soy. Hoy quiero desaparecer. Quiero evaporarme. Quiero perderme en el cielo que comienza justo cuando alzo la mirada. Quisiera simplemente levantar mis brazos hacia arriba y volar, y dejarme llevar hacia un lugar distinto. Es el instinto de muerte, que hoy viene a buscarme, sale de las sombras como todos los monstruos, y me encuentra con las defensas bajas.

A veces me pregunto, ¿Qué hace falta? ¿Cuánto tiempo más tendré que aguantar? ¿Cuándo tengo derecho a rendirme? ¿Cuándo a renunciar? Pero el día es demasiado hermoso, y la noche demasiado oscura. La brisa me acaricia el rostro y pienso en el olor de tu piel. En el momento perfecto en que supe que me había perdido en ti y no podría regresar jamás. Te miré a los ojos en aquel instante eterno y simplemente supe que tendría que vivir en tus pupilas. Y en el fondo de esa mirada que he aprendido a conocer bien, te encuentro, nos encuentro. Y con nosotros la fuerza, el impulso.

Pero a veces, bajo este farol, única luz: negro, tiendo a soñar que no soy yo. Que he vivido una vida distinta. Que habito otro cuerpo. Que creo en otro Dios, que amo a otra persona, que he sido quién debía ser y no quién soy. A veces quiero creer que estas manos que te tocan no son mías. Que estos labios que te besan no me pertenecen. Que, incluso en aquellos ayeres que son hoy y mañana también, no soy quién se entrega a ti en las mañanas largas y en las tardes dulces. No soy quién supo, a pesar del miedo, que no podría perderte, porque significaría perderme.

La próxima vez que me encuentres ausente, recuerda que soy tuya. Mírate en el espejo, al final de tu mirada, está la mía. Somos uno. 

Despierto

Por Gabriela Camacho

Despierto de un largo y profundo sueño, uno que no puedo recordar. Cuando abro los ojos noto una luz extraña, mortecina, desconocida. Estoy en otro lugar.

Recorro la habitación con una mirada frenética, porque lo desconocido siempre inquieta. Paneles de madera cubren las paredes y un suelo de mármol, blanco como la espuma del mar, se extiende a todo espacio que puedo ver. La cama que acabo de dejar tiene sábanas tan blancas como el suelo, pero su estructura tiene un color oscuro y sólido.

Me gustaría saber qué hago aquí, pero la vista me impide razonar por mucho tiempo. Mi nueva habitación se encuentra en el medio de la nada, entre montañas de picos nevados y niebla. Si alguien me hubiese preguntado alguna vez acerca de mi lugar soñado, habría descrito este. Un sueño. Un delirio. Un cuento de hadas para ancianas que alguna vez fueron niñas.

Sigo mirando, maravillada.

Me encanta todo lo que veo, aunque el miedo toma el control por momentos. De nuevo comienzan las preguntas, una tras otra, hasta que descubro un espejo en una esquina del amplio salón. La curiosidad es demasiada y me acerco a él con pasos lentos, consciente de cada uno, hasta que lo tengo frente a mí.

En parte, quien se refleja soy yo. Lo extraño es el tono de mi piel, la suspicacia de unos ojos que ahora ven a kilómetros, un cabello que cae en suave cascada y una sonrisa enigmática. No es la ropa que suelo usar la que tengo ahora, pero me agrada. Siento pánico de cerrar los ojos, de que lo que observo desaparezca. ¿Cambié? ¿Crecí? Hablo conmigo misma porque quiero escuchar mi nueva voz. No me sorprende que tampoco sea la que recuerdo y con la que aún pienso, es mucho más melodiosa.

Y aún no entiendo nada.

La última pregunta llegó como una ráfaga de viento helado: ¿Cómo puede un humano cambiar tan de prisa? Lo pienso muchas veces, tantas que no puedo contarlas, y llego a una conclusión: la verdad es que no puede.

viernes, 23 de septiembre de 2011

¿De bici o de bus?

Por Gabriela, la ex desaparecida

Lo malo de ser asiento de autobús es que tienes que cargar a alguien. Es cierto. Pero la contraparte es enorme: Durante el instante previo a la sentada, ¡BENG! les mordisqueamos las nalgas a la gente.

Le digo esto a mis amigos y dicen que no, que en tal caso mejor ser asiento de bicicleta. Cuando llegamos a este punto respondo que no pasamos tanto calor como ellos, pero secretamente reconozco que es verdad, preferiría ser de bici, ¿quién no?

Pero luego, sí señor, recuerdo que no hay que cuestionarse tanto, que hay que agradecer. Dios sabe por qué cada cual ocupa su lugar. A todas estas, pobres ruedas que nos mueven y pobre conductor que nos pasea, ¡qué va, yo de asiento me quedo!

jueves, 22 de septiembre de 2011

2:37 a.m.





—Aló.


—Mal parío.

—¿Aló?

—Deja de hacerte el pendejo.


Álvaro separó el auricular de su oído. Suspiró.


—Iván. Es tarde, pana. Tenemos una nena pequeña durmiendo aquí, sé considerado.

—Devuélveme mi vida, coño e’ tu madre.


—¿Qué puedo hacer para que entiendas?


—Hoy me levanté y no sabía si era yo mismo o si me había convertido en ti. ¿Burde’ raro, verdad?


—Deja de llamar.

—Cuando tocas a Gabriela, ¿la tocas como lo hacía yo? ¿No te dice nada?


—Estás intenso de pana ya.

—Quiero que me devuelvas todo lo que me quitaste. Creí que eras mi amigo, maldito traidor. Dame a mi esposa.

—Iván…



Una pausa, en la que Álvaro se acomodó, inclinándose en su lado de la cama, lo más alejado posible de los oídos de la mujer.


—…¿No hablamos de esto ya? De pana que lamento el accidente, tú sabes que es así. Lamento lo que le pasó al pequeño y eso lo digo de corazón. Pero así, como están las cosas ahora, es como culminó la historia; nadie conspiró para joderte, nadie estaba haciendo planes a tus espaldas. ¿Puedes conseguir dentro de tu cabeza la cordura para entenderlo?

—…

—Aló.

—…

—Aló.

—Yo confiaba en ti.

—Verga, qué ladilla. Necesitas años de terapia, broder. Muchos, muchos años de terapia.

—Ya lo hicieron, ¿verdad? Ya te la cogiste, ¿verdad?

—Tenemos una hija, ¿tú qué crees, que la trajo la cigüeña?

—Así te quería escuchar, español coño e’ tu madre.

—¿Español? Chamo, yo soy de el tigre. ¿Estás rascao’?

—Búrlate, maldito.

—Te burlas de ti mismo.

—Dime quién soy. Dímelo. ¿Soy Iván o soy Álvaro? ¿Quién me toca ser hoy?

—Un poco dramático, ¿no?

—Pero contesta.

—Eres Gregorio Samsa, Iván. Te levantaste como una plaga hoy.

—¿Qué?

—Olvídalo. Déjanos en paz a Gabriela y a mí. No quiero tener que…

—La amo.

—Repetírtelo. Lo sé. Yo la amo también. Y no tiene nada que ver contigo; cuando ustedes estaban juntos, no la toqué ni con el pensamiento, ¿no te dice nada eso? ¿Crees que puedes extender el mismo respeto hacia mi vida?

—Hacíamos muy buena pareja.

—La trataste medio mal, a decir verdad.

—No te permito que digas eso.

—Entonces no me saques conversación al respecto. Acuérdate de que llamaste a insultar, no te desconcentres.

—El comediante. La estrellita, ay, qué gracioso es Álvaro, vale, un show.


Otro suspiro.


—¿Qué estás esperando de mí?

—Dame a mi mujer y dame a mi trabajo.

—Yo no te quité el trabajo. No te serruché la silla.

—Me quitaste todo. Y te lo digo así, bueno y sano. Te estoy hablando sin haber tomado una gota de alcohol.

—Espero que eso no sea verdad.

—Arruinaste todo lo que yo podía lograr en…

—¿Quieres que te diga quién está arruinando qué? ¿Cómo coño tú crees que se siente Gabriela cada vez que la llamas, ah? ¿Tú crees que a ella le parece muy depinga saber que estás como estás? Yo mismo odio verte así, pero para ella es otra vaina. Y sin embargo tienes que venir, en tu esfuerzo más inútil por ensombrecer las cosas. Tienes una guerra contigo mismo, no nos arrastres a ella.

—Vamos a darnos unos coñazos, pues.

—Por el amor de dios.

—Vente, ¿te da miedo?

—No sé si te habrás dado cuenta, pero tengo un solo brazo. ¿Te haría sentir mejor pelear con un manco? Dime cómo podemos pelear en circunstancias justas.

—Me amarro una mano a la espalda. Qué marica eres, pidiendo trato especial, el trato que nunca me diste.

—¿Trato especial? No escondo el brazo, maldito pajúo, literalmente me falta, es una vaina médica.

—No tienes moral para quejarte.

—Hazme un dibujo de cómo podemos pelear, maldito anormal. El arquitecto, haz un plano de cómo nos damos unos coñazos. ¿Y qué importa quién le rompa la cara a quién? ¿Tú crees que eso va a cambiar algo?

—Tu papá te cogía de chiquito.

—Eso lo dijiste anoche.

—¿Qué? Aló. ¡Aló!

—Estúpido, eso lo dijiste anoche.

—¿Cuándo te la llevaste de viaje, ya ibas con la mente de coronar, verdad, perro?

—No.

—Ibas con la mente de “ahora le clavo toda la noche en el hotel…”

—Iba con la mente de consolar a mi amiga por la muerte de su hijo y su terrible divorcio con un hombre de trece años mentales.

—Pero eras mi amigo, ¿qué dice eso de ti?

—Que soy un carajo burda de paciente.

—Eres una basura. Eso es lo que eres.

—No te guardé nunca sino respeto. Si tienes un momento de lucidez al día, invócalo ahorita: ¿por qué estás haciendo esto?


Una pausa.


—No sé. Porque estoy solo.

—¿Crees que estas llamadas lo remedian?

—No.

—Sabes que yo he pensado burda en ti. Más de lo que creerías. Y te tengo lástima. No lo digo con ánimos de ofender; de verdad que las cosas salieron espectacularmente mal. Lo lamento mucho.

—No necesito tu lástima.

—Quizá “lástima” no es la palabra. Me siento mal por ti. Porque sé que dentro de todo eso, se esconde un buen tipo.

—Eres triste, pana. Eres un ser humano triste. Dame a mi esposa. Dile que yo le compro lo que sea.

—Wow, eso va a funcionar.

—Tú no entiendes.

—De verdad que no.

—Eres, Álvaro, y sin que me quede nada por dentro, eres y siempre has sido un inválido emocional.

—Lo que tú digas, chamo. No llames más. Entiende lo que te estoy diciendo, usa la cabeza.

—Dime quién soy hoy.

—Estás despertando a Gaby. Adiós.

—¡Dímelo!




lunes, 19 de septiembre de 2011

Improvisaciones Por el Medio de la Calle




Ayer Letras a Litros tuvo la oportunidad de ser parte de Por el Medio de la Calle. En el punto 7 del circuito, estuvo casi una hora en tarima llevando a cabo el Jam Literario o de Escritura: Cualquier tema que nos sugieran es un posible cuento. Cualquier frase servirá de inspiración a un grupo de escritores que, en cinco minutos, crearán un relato. Todo es posible mientras el DJ Elektroboy marca el ritmo. ¿Qué surgirá de la próxima improvisación?. 

En un trabajo en equipo que rindió frutos, José Leonardo Riera, Guillermo Geraldo, Noelia Depaoli y Jessica Márquez estuvieron improvisando textos, mientras Moisés Lárez animaba al público y se burlaba de todo y de todos. Andrea Gómez, Samar Hokche y Gabriela Camacho fueron el equipo tras bambalinas. Paola Palacios, fotógrafa profesional, se encargó de registrar el evento. El diseñador James Weinreb, que hiciera el rediseño de nuestro luego y el arte que ilustra esta nota, también estuvo presente para ver su arte en movimiento. Desde Chile, Gabriela Valdivieso estuvo siempre con nosotros.  

Pero nada de esto hubiera sido posible sin ustedes, nuestros lectores y, ahora, nuestro público, que asistió y nos regaló temas para generar textos breves. A ustedes, mil gracias. 

Ahora, el resultado de esta aventura. 


Primera Improvisación. Tema: Terror en el Metro. 

José Leonardo Riera

Terror en el metro hoy por hoy ya no resulta tan terrorífico. A final de cuentas, estás siempre allí, junto a mi sobaco. Entonces qué podría ser más terrorífico que todo el aroma que emanamos en las noches y que aún estando en el metro recordamos y sentimos. Pero sucede que están también otros sobacos. Otros olores. Otras distancias. Allí, amor, cuando no sea tu nalga la que este en mis piernas, cuando sea otra chica la que lo arrecueste, te aseguraré, me cueste lo que cueste, que no pensaré más en infidelidades, me arrimaré hacia un lado. Huiré de otro bulto. Y allí entonces, juntos haremos una transferencia al mismo olor, a las mismas noches, las que nos definen. Las que nos expresan. Que con sobacos, bultos, olores y esas cosas, el único terror que tengo es el no tenerte junto a mí en el metro. 


Segunda Improvisación. Tema: Cachos en la luna de miel


Por Jessica Márquez Gaspar (Jessisrules)

Se supone que la luna de miel sea romántica. Se supone que uno se sube en un avión y se lanza a un destino desconocido a descubrir nuevamente por qué te casaste con esa persona. Así había empezado todo. Tres días en Margarita (porque no había dinero para más nada) y las cosas iban de maravilla. Muchos daiquiris y mucha playa, mar azul, horizonte hermoso. Disfrutábamos sin celulares, sin internet. Queríamos  aprovechar antes de las responsabilidades –estar casado no es fácil-. Todo comenzó un terrible día en que decidí acercarme al centro de deportes acuáticos. Pensé en que podíamos hacer kayak juntos, pero la verdad es que él está como muy flaco para estar remando. Así que elegí el buceo. Tomamos clases. Las primeras, magníficas. El arrecife de peces nos invitaba a no salir más nunca a la superficie. Pero al cuarto día mi esposo empezó a desaparecer. De pronto, decía que iba a recorrer la playa y regresaba horas más tarde. Finalmente, me harté. En una de esas escapadas, fui a buscarlo. Lo encontré entre remos y chalecos salvavidas haciendo el amor con la instructora. #EpicFail. #SeacabóLaLunadeMiel. #DivorcioYA.

Tercera improvisación. Tema: Parrila, sushi, dentista

Guillermo Geraldo 

Existe un pánico cotidiano en cada paciente que acude al dentista. Ese sonido maquiavélico que deriva del taladro de esos asesinos llamados odontólogos. Existe un sitio que da origen a esos miedos, que explica el porque de ellos. Los taladros maquiavélicos son utilizados realmente para aniquilar gente, caninos, gatos. En una fábrica de chinos en Charallave. Tienen procesadoras de pescao. Y meten el paro que son japoneses pa´ mezclarlos con arroz. En fin, tú diferencias un chino de un japonés. ¡No me jodas! Pues, esos mismos taladros son las cuchillas que eliminan las caries de tus dientes. Cuídate de que estén limpios, no vayas a catar un fuerte sabor a hierro generada de los restos de sangre aún presentes.  


Cuarta Improvisación. Tema: Hip Hop bajo la lluvia

Noelia Depaoli

¡Cójeme! -Me dice.

Y sé que la penetraré como si matara a mis ancestros.

La conocí anoche, en un toque de McKlopedia. Sabia que seria mia en el momento en que me dijo… 
Me gusta besarla mientras el agua cae bajo su cabello, pesado y turbio como un océanoKanye West suena en mi PC como un virus.
¡Cójeme!
En todo caso, no pude negarme.
Poco me importo que fuera zorra, sucia y con herpes.
Lo mio era deseo del puro y duro.
Me masturbo y la lluvia le limpia el rostro.
-en la cara no!!
-en la cara, si!
Me gusta verle estremecer., como una estrella corrompida.-
Es ella y soy yo..
McKlopedia mas atrás y me cago de risa-
Poco me importa si es zorra, si es sucia. Si es hombre.
Me gusta ver la lluvia como cae sobre su cabello negro.
Eminen viene a mi rescate.
Dejo de lado a Kanye
Yo me cojo a mi hombre-.




lunes, 12 de septiembre de 2011

IMPROVISACIÓN: Por el Medio de la Calle.

Estamos ensayando para nuestro Jamming Literario en el Festival "Por el Medio de la Calle": Cualquier tema que nos sugieran es un posible cuento. Cualquier frase servirá de inspiración a un grupo de escritores que, en cinco minutos, crearán un relato. Todo es posible mientras un Dj marca el ritmo. ¿Qué surgirá de la próxima improvisación?
Por Jessica Márquez Gaspar

Tal vez fue mi culpa por estar caminando por el medio de la calle. Tal vez fue la de aquel auto que iba a 100 km/h en una zona residencial. Tal vez no debí haberme enamorado perdidamente. Tal vez no debí haber pasado todas aquellas horas en el concierto, haber tomado y fumado marihuana. Tal vez no debí haber estado despechada. Tal vez no debí haber bajado la vista hacia mi celular. Tal vez no debiste haberme dejado. Tal vez no era buena idea estar sola en ese estado. Tal vez no debí haberte besado aquella vez.
Tal vez no debí haber empezado a vagar por las calles fuera de la casa de Guillermo. Tal vez debí haber reaccionado. Tal vez debí haberte dejado hace dos meses, cuando quise hacerlo. Tal vez debí haber escuchado el reggaeton a todo volumen que salía de aquel carro. Tal vez no debía haber esperado que me llamaras y, por ello, estar revisando si tenía llamadas perdidas cada quince minutos. Tal vez, sólo tal vez, si las cosas hubieran sido distintas, no nos habríamos besado, no hubiéramos salido, no me hubiera enamorado de ti, no nos hubiésemos perdido en el camino, no me hubieses dejado por ella, no habría estado buscando respuestas en el alcohol y las drogas, no habría terminado andando sola y aquel carro no me hubiera encontrado caminando por el medio de la calle.

IMPROVISACIÓN: Psiquiatra Inglés

Estamos ensayando para nuestro Jamming Literario en el Festival "Por el Medio de la Calle": Cualquier tema que nos sugieran es un posible cuento. Cualquier frase servirá de inspiración a un grupo de escritores que, en cinco minutos, crearán un relato. Todo es posible mientras un Dj marca el ritmo. ¿Qué surgirá de la próxima improvisación?
Por Guillermo Geraldo

Aquel que se inserta en mis neuronas. Analizas mis pensamientos, mi conducta. Logra un cambio, no sé si es destino o brujería. Más allá de conciliar un lazo entre sus estudios y la práctica de estos, maneja mi mente como si fuera un títere, pero pareciera algo espontáneo, sin muchos protocolos. Verdaderamente me lleva a mi subconsciente, me lleva a hacer lo que en él verdaderamente quiero, a perder la consciencia. Psiquiatra Inglés, es el viejo que sirve los tragos en el bar al que acudo. Whiskey, tras whiskey controla mi conducta, me aleja del mundo.

IMPROVISACIÓN: Noche Rosada

Estamos ensayando para nuestro Jamming Literario en el Festival "Por el Medio de la Calle": Cualquier tema que nos sugieran es un posible cuento. Cualquier frase servirá de inspiración a un grupo de escritores que, en cinco minutos, crearán un relato. Todo es posible mientras un Dj marca el ritmo. ¿Qué surgirá de la próxima improvisación?

Por Andrea Gómez

Me levanté ese día sabiendo que no iba a ser un día común, ¿sabes? Todo era diferente.
Un sabor a ron blanco en mi boca me producía nauseas y no sabía muy bien en dónde me había despertado.
Tengo pocos recuerdos, no debí haberme comido esos hongos con esos brownies.


Entré en un hueco, todo era rosado. Las personas rosadas me miraban mientras bailaban salsa, me juzgaban por no actuar normal. Pero ¡ja! bajo esos efectos nadie podría. Todo la puta fiesta era rosada.

Salí corriendo hacia la calle y me di cuenta que era una noche hermosa, sin nubes y luna llena.

Fue una hermosa noche rosada, noche rosada, rosada.

sábado, 10 de septiembre de 2011

IMPROVISACIÓN: Stand Up Comedy

Estamos ensayando para nuestro Jamming Literario en el Festival "Por el Medio de la Calle": Cualquier tema que nos sugieran es un posible cuento. Cualquier frase servirá de inspiración a un grupo de escritores que, en cinco minutos, crearán un relato. Todo es posible mientras un Dj marca el ritmo. ¿Qué surgirá de la próxima improvisación?

Por José Leonardo Riera

Él estaba allí sobre el escenario. Lo último de la noche. Esa era buena señal. Ya el alcohol nos hacía reír más de sus chistes, o estaba más animado por lo cómico que podíamos parecerle. Tiempo sin verle, sin duda. Seguía siendo el mismo payaso riendo de todo. Burlándose de todo. Maldito.


¿Creyó que jugaría conmigo?

¿Es un chiste?

Se equivocó. Las cervezas azules contrastaban con el destino que le esperaba a ese humorista de pacotilla.

Algún día se iba a bajar. Agarrarlo así, como estuvo antes de subir por primera vez. Pero no. No sucedería de nuevo. No volvería a huir.

La botella azul, al final de la noche, hizo al molino más rojo que de costumbre. Así, frente a mí, salió de su cabeza su mejor stand up comedy. Risas y aplausos.

IMPROVISACIÓN: Abuelos de Cera Vascos.

Estamos ensayando para nuestro Jamming Literario en el Festival "Por el Medio de la Calle": Cualquier tema que nos sugieran es un posible cuento. Cualquier frase servirá de inspiración a un grupo de escritores que, en cinco minutos, crearán un relato. Todo es posible mientras un Dj marca el ritmo. ¿Qué surgirá de la próxima improvisación?

Por Jessica Márquez Gaspar

Aún recuerdo cuando fallecieron mis abuelos. Eran vascos. Tenía cinco años y pasé poco tiempo con ellos. Por suerte (creo), ellos coleccionaban muñecos de cera. Cientos y cientos de ellos. Animales, personas en distintas profesiones e incluso árboles.

Desde entonces empecé a pensar en ellos cuando jugaba con las figuras. Pronto elegí a dos y los nombré como ellos. El juego siguió hasta que empecé a saludarlos en las mañanas y a pedirles la bendición y cuando mi maestra, asustada, llamó a mi mamá para decirle que en clase me habían preguntado por mi abuelita y mi abuelito y yo les respondí que ellos vivían en la sala de mi casa y eran de cera.