jueves, 19 de noviembre de 2009

Noche de Copa's

El Yugoslavo me llamó preguntándome que si quería acompañarlo a Copa's en la noche con su novio y un amigo. Yo le dije que no tenía ningún problema, que quería ir, pero que me daba miedo.
–Tengo miedo de que me violen. –dije.
–No te preocupes, para allá van puros pavitos, como tú. No se meten con nadie, solo están pendiente de su grupo; eso sí, te bucearán bastante, pero más nada. Te lo aseguro¬. –dijo él. Cuando dijo “pavitos como tú” sentí como si me estuviera diciendo marico indirectamente, pero no le dije nada, y continué en silencio. –Además, acuérdate de las lesbianas. Todas están buenas, te lo juro. Y, después de la doce, todo el mundo empieza a quitarse las camisas. He visto muchas con los senos afuera restregándoselos en la cara a otras. Sé que eso te gustaría. El otro día vino un amigo de Alí que es straight como tú y no sabemos cómo se levantó a dos lesbianas y se las latió toda la noche.
Sí, lo acepto. Una de las razones por las que acepté ir a ese sitio era para ver a las lesbianas lateándose; por eso me encontré con El Yugoslavo a las 11:00 pm en el McDonald's de El Rosal. Mientras esperábamos a Alí y a su amigo que traía un carro, El Yugoslavo me explicaba los tipos de amaneramientos que existen; los que debía hacer para que todos creyeran que era gay y los que no, para que no me rebotaran de Copa's por loca.
A las 11:45 pm, llegaron Alí y el otro chamo, el del carro. El local no quedaba muy lejos del McDonald's. Yo estaba nervioso. No sé por qué sentía que mi iba a pasar algo y me preguntaba a cada rato cómo era que había terminado camino a una discotega gay. Ahí, los muchachos me dijeron que me quitara los nervios, que no me iba a pasar nada, que íbamos a estar juntos toda la noche, y que si seguía con esos nervios de heterosexual marica violado por un negro nos iban a rebotar a todos e íbamos a tener que morir en La Fragata, un local de mala muerte en la Av. Solano, en donde, a diferencia de Copa's, sí dejan entrar a transexuales, locas, putas, negros, sidosos y no hay lesbianas de Prados del Este.
El local quedaba justo al lado de la oficina de Aserca Airlines y en frente del Banco del Tesoro. Desde afuera no había nada que revelara que ese sitio era una Discoteca. Sólo se veía un vidrio forrado en papel ahumado en una larga pared y, al final, un letrero bien feo en luces de neón rosadas que dice Copa's. Esa fue la primera impresión que tuve del local que me pintaron como uno de los mejores, caros y exclusivos sitios para rumbas de homosexuales en la capital. Desde afuera parecía un banco o una parte más de la oficina de Aserca Airlines. En el medio de la pared de vidrio había una puerta de vidrio que también estaba forrada con papel ahumado y que tenía forma de puerta de supermercado. Estaba cerrada y, además de nosotros, no había más nadie haciendo cola en la entrada; lo que me pareció rarísimo para un sitio de tanta fama. Si hubiera estado solo y si no hubiera sido por la poca bulla que se escuchaba que provenía detrás del vidrio ahumado hubiera jurado que el local estaba cerrado y me hubiera ido a mi casa. Sin embargo, Alí y El Yugoslavo lo conocían muy bien, así que tocaron un timbre casi invisible que estaba al lado de la puerta. A los tres segundos, un seguridad la abrió, nos vio y nos hizo con la mano una seña de espérense. Luego llamó a unos chamos recién llegados y los dejó pasar primero. “Deben ser clientes frecuentes” dijo Alí.
Lo primero que vi cuando abrieron la puerta fue un corto pasillo oscuro que doblaba a la derecha de donde provenía luz. En la entrada, el sonido ya era más fuerte, como en una discoteca común.
– ¿Todos los caballeros son de ambiente? –preguntó el seguridad con naturalidad.
– Sí, claro. –me adelanté a decir aterrado por los nervios de que me descubrieran.
(“La cagó”, pensaron todos).
Alí me pellizcó. El seguridad recorrió su mirada penetrante e indagadora a través de nosotros. Hubo tres segundos de tensión.
– Pasen. Son cuarenta bolívares. ¬ –Dijo mientras aparecía desde el fondo del pasillo otro seguridad con un detector de metales de mano. –Pueden reclamar con estos tickets dos Smirnoff o cuatro cervezas para cada uno.
Adentro no era menos decepcionante que afuera. La discoteca era tan pequeña como un aula de clases para treinta alumnos. Al lado izquierdo estaba una minitarima en donde estaba un Dj encaramado poniendo la música y del lado derecho había unas escaleritas, parecidas a unas gradas de béisbol preinfantil que constituían el único sitio para sentarse dentro de la discoteca. Mis amigos llamaban a las gradas “la tarima” y a la minitarima, el sitio del Dj. No había nada más, salvo la barra que estaba al final, adonde fui con El Yugoslavo, de una vez, a cambiar tickets por cervezas. Sentí que el local, salvo por la gente, no tenía nada gay: las paredes eran grises y no rosadas, no había decoración gay, ni banderas gay, ni fotos de hombres besándose o de Madonna. No había nada. ¿Qué hacía que esta discoteca fuera exclusiva y de las mejores de Caracas, entonces? No lo sabía y no podía encontrarlo. Es más, la música tampoco era tan gay: sonaba Don't stop the music de Rihanna que puede sonar en cualquier discoteca del Centro San Ignacio y el único afiche que recuerdo haber visto era el del dibujo de una mujer desnuda con un físico perfecto y con unos pezones que brillaban. “Esto sólo excita a la mujeres aquí”, pensé.
Al rato empezó a llenarse de gente. Había pocas mujeres en comparación con los hombres. Sentí un poco de miedo, sin saber por qué, así que mientras estábamos hablando en medio del local me puse a mirar a la gente. Por ahí se veía una que otra pareja de mujeres. “En cualquier momento se aparece Sexilia con la novia y empiezan a latearse”, decía El Yugoslavo. Eso me mantenía emocionado. Sexilia es una lesbiana que estudia letras que tiene un disco de música pop que suena en la 92.9 FM. Vi a varias besándose y tocándose disimuladamente; había unas bailando con hombres, eso me pareció curioso. Los hombres bailaban entre ellos, se tocaban con disimulo, se besaban y abrazaban sensualmente. Bailaban, en general, mucho mejor que en cualquier local straight de Caracas, sentía en el movimiento que veía en sus cuerpos (parecidos a los de David Bisbal) la quintaescencia de la felicidad y la libertad. Y en ese momento, en el que miré alrededor y vi cuánta energía había, cuánta liberación, me di cuenta de que yo estaba atrapado. Era el que vivía en un mudo de prejuicios, rechazos y aversión, descubrí que no podía concebir la libertad de una manera distinta a la forma en la que yo lo hacía. Ver la libertad me había dado un golpe muy fuerte. Pensé que no había otro sitio en la ciudad de Caracas donde la gente pudiera ser más feliz, pensé que el único sitio para ver a alguien verdaderamente libre era ése.
La noche avanzaba y un tipo, al lado de nosotros se quitó la camisa; después una cuarta parte de la discoteca –donde no estábamos incluidos nosotros– lo siguió. Por fin pude ver unos sostenes y trajes de baño, pero no eran nada comparados a los que me había imaginado antes de salir de mi casa mientras me estaba bañando. Las mujeres no estaban tan buenas como había dicho El Yugoslavo, aunque sí había una que otra bonitica.
Empecé a pensar que era contradictorio que estando en el sitio con mayor cantidad de energía de liberación de la ciudad. Yo me sintiera tan encerrado, y por más que lo intentara, por más que tratara sentir el feeling del ritmo de la música, no podía. Sólo podía pensar en lo feliz que era esa gente y en lo feliz que era yo por ver toda esa cantidad de energía que no había visto nunca. Hubo un momento en el que me sentí más encerrado, porque encerré a alguien: en un momento me encontré de frente a un chamo de la Escuela de Letras, Manaus. Ambos disimulamos no habernos visto. No sabía si acercármele y decirle que había venido a este sitio sólo para conocerlo o ignorarlo toda la noche como si no lo hubiera visto nunca. Fueron unos minutos realmente incómodos. Pero me mantuve ahí. Quería que se pudiera sentir libre, quería bailara como mis amigos y como el resto de la discoteca, pero a los tres minutos había desaparecido y no lo vi más, a excepción de cuando me fui.
Cuando me cansé me senté un rato en la tarima, pero no solo, sino acompañado de El Yugoslavo. Porque si iba solo –según Alí– era porque estaba buscando pareja. Estando en la tarima vi cómo los hombres que estaban solos buscaban con la mirada a alguna persona, a quien le gustara del sitio y lo atraía magnéticamente a su lado. En la tarima, detrás de mí, había otros tipos haciendo coreografías y moviéndose como las mujeres del video de Los Benjamins o como si sintieran el ritmo de Poker Face.
Sexilia nunca llegó; sin embargo sí apareció una celebridad del mundo gay caraqueño: su contraparte masculina Stayfree. Él era un locutor de radio que gracias a inventar la frase “te lo juro por Madonna” se hizo tan famoso que llegó a trabajar en Televén junto a Carlos Mata en un programa llamado Noche de Perros. Después desapareció, pero los gays lo siguieron alabando. Stayfree se paseaba por el local como un dios y bailaba y se besaba con los hombres más bonitos. Cuando él caminaba de un lado al otro, para ir a la barra, al baño o a saludar a alguien, la gente se apartaba para no estorbarle.
A las tres de la mañana me fui solo. Mis amigos se quedaron porque querían esperar que pusieran merengue y la hora loca. Afuera, antes de agarrar el taxi, fui a un cajero que estaba en la esquina. Ahí estaban unos chamos que había visto antes en el local. Me preguntaron mi nombre y qué estudiaba, querían conmigo, pero me hice el duro. Les dije la verdad. Y les pregunté si de verdad éste era uno de los mejores locales de rumbas gay de Caracas.
–Sí –me respondieron–. ¡Es excelente! ¿No te gusta? Aquí podemos ser como nos da la gana, encontrar gente bella que anda en lo mismo que tú: ser libres.
– Pero, ¿no les parece feo y caro?
– No, para nada, disfrutar es lo importante y Copa's está hecho para eso.
–Sí, claro –les dije. Pero pensé que Copa’s debía ofrecer mucho más.
Agarré el taxi de la línea que estaba frente al local y seguí pensando en lo decepcionado que estaba del sitio, pero en lo impactante de haber visto tanta energía junta.
Era un sitio exclusivo porque el seguridad no dejaba pasar a cualquier persona. Estaban prohibidos los travestis, los malvestidos y los negros; los morenos entraban si venían acompañados de gente bonita. Es un sitio sin decoración y muy pequeño, sin buena ventilación, ni extractores de humo. Me pareció un engaño a los que no han ido a rumbear a otros sitios. Yo esperaba espuma, shows, Vjs, fotos de Madonna, esculturas de penes, senos afuera, animadores marcando el ritmo: una mezcla entre Homosexual Wild On y el Crucero de las Locas. Pero no fue así. He visto mucha televisión, me dije. Ahora pienso que seguro estas discotecas sólo existen en Europa, San Francisco y Cancún. Sin embargo, la energía de la gente me dejó pasmado: cómo bailaban, cómo se quitaban las máscaras que tenían que usar en la ciudad, cómo eran ellos mismo y cómo le decían al mundo –en esas cuatro paredes cerradas herméticamente como un estudio de grabación o como una prisión donde se va a ser libre– yo también soy como tú.

7 comentarios:

Victor C. Drax dijo...

"...íbamos a tener que morir en La Fragata, un local de mala muerte en la Av. Solano, en donde, a diferencia de Copa's, sí dejan entrar a transexuales, locas, putas, negros, sidosos y no hay lesbianas de Prados del Este."

JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA

Burda de entretenido, Moisés. Excelente.

Gabriela Valdivieso dijo...

MOISES TE PASASTE!!!!!!!
Realmente qué buena crónica, qué buena tu perspectiva y tu forma de contarla, ussss, casi me provocaste re ir al local jjajaa! Me siento MUY identificada con tu texto! Yo también esperaba luces y shows, como vi una vez un trasvesti cantando en coolcafé, pero no, el lugar en sí es un antro, y sin embargo, cuánta vida!! Cuando fui me impresionó más que nada ver a los hombres bailando merengue, alucinante, entonces sentí ese cierre tan intenso que hiciste: ellos son como nosotros, bailan, joden, toman. Misma cosa!!!

Increíble. Luego luego volví más, porq dos de dos, jaja mis mejroes amigos hombres son gays y pues ya vi otras cosas menos bonitas, pero pues, sin duda es un lugar electrizante, y aunque lo vi también, jamás podría narrarlo con esta fuerza, TE FELICITO con todo el corazón. Fresco, honesto, introspectivo y personal, ESPECTACULAR!!!!!

Para Victor: JAJA Yo sabía! lo sabía!!! cuando leí lo de La Fragata sabía demasiado que eso era lo que te había dado risa JA JA!! Im starting to know my group!!!

BRAVO MOI! Arrancas divinamente esta ronda!

Karim Taisham dijo...

excelente!!!

pero como personaje te describes bastante prejuicioso.."ellos son como nosotros" jaja bueno bueno, no es que vengan de marte!! jaja

rebueno. ahora me dieron ganas de ir a copa's-. pense q lo habian cerrado.
buena forma de empezar!! XD

Sabrina Moore, Penélope Arquette y Sugar Kane II dijo...

Copas es lo mejor Moises, tuviste mala suerte porque yo me he levantado chamos heteros en ese local, además si quieres confimar si alguien es gay o lesbiana vas ahi y lo descubre. En cuanto a la decoración no por ser locas significa que sean marginal y que ibas a ver una decoración barroca llena de fotos de Madonna y plumas. De paso las dueñas son lesbinas y el público básicamente son gays ellos controlan el paso de las mujeres heteros y lesbianas porque no le son rentables...

Sabrina Moore, Penélope Arquette y Sugar Kane II dijo...

Se me olvidaba es una de las pocas disco que un primero de enero a las 2 de mañana puedes conseguir abierta :-). Hubieras aceptado la proposición d elos chamos jajajaj un verdadero escritor debe vivir de todo y experimentar de todo...

Karim Taisham dijo...

uyyy me encanta esa invitacion.
dale Moi..di que si.
=P

José Leonardo Riera Bravo dijo...

Jejeje qué polemico, no?? xD

Está genial!! Después de este inicio pareciera que ya para nosotros no queda nada! jejeje (en serio! no tengo ningún tema por escribir, lo que había pensado es algo como el de Gabriela!).

Así que bueno, una vez más nos obligan a reinventarnos! GENIAL!! ^_^!

Felicitaciones por eso! ;)