miércoles, 19 de enero de 2011

El deseo indescifrable y el pequeño regalo

De Gabriela Camacho
Para Noelia Depaoli

Noe:

No sabía si escribirte un cuento, un poema o una verdadera historia. Pero luego de llevar rato pensándolo, recordé que la literatura es tan extensa que puede pedirle a las palabras que soporten todo. Tu regalo será un cuento, un poema y una verdadera historia, espero que te guste.
_____________________

Erase una vez una linda niña que vivía en un palacio de tonos pastel, se vestía de lila y violeta y por las tardes disfrutaba de la puesta de sol mientras sus criados le ofrecían montones de manjares. Su habitación era extensa, repleta de juguetes y de cuadros exquisitos. Sus padres la amaban más que a cualquier otra cosa y todo lo que pedía se le concedía. Casi todo.

El único deseo no cumplido de la niña era la clave para su completa felicidad, pero nadie conseguía saber lo que era. Pongámosle nombre a la pequeña, se llamaba Noelia.
Día tras día, Noelia se sentaba en su silla de oro, ante la puerta del castillo. Todos y cada uno de los habitantes del pueblo vecino la visitaban, con la esperanza de por fin descubrir el deseo que aguardaba su corazón y hacerlo realidad. Nadie tenía éxito jamás. Al caer la noche, la pequeña Noelia volvía a su cama y recitaba el siguiente poema:

Dichosos aquellos que viven contentos,
sin muchas virtudes poseer.
Porque aunque yo tengo felices momentos,
eso que deseo nadie lo puede conceder.



Y luego de estas palabras, la niña se dormía. Todos los días y todas las noches era la misma historia, hasta que la niña decidió dar una pista de su deseo y una recompensa al más inteligente que la descifrara. Desde su silla de oro, dijo:

Lo que más deseo no es riqueza,
lo que más deseo no es amor;
la riqueza viene y va, a veces no regresa,
y el amor se encuentra hasta en una flor.

Lo que deseo es muy sencillo,
podrías buscarlo en cualquier parte.
Porque es un animal, como un pajarillo,
pero no vuela, ni su canto reparte.

Puede ser negro, marrón o blanco,
no me importa si es grande o chico.
Lo sentaría en un gran banco,
lo tendría como un niño rico.

Sus ojos serían luceros,
a través de la negra noche,
porque iluminarían el alto cielo
y todo sería derroche.

Si adivinan lo que yo quiero,
tendrían mil monedas de oro,
y que me coma un león fiero,
si no es lo que más añoro.



Cuando la niña dejó el poema por terminado, los asistentes se retiraron a pensar en sus hogares. ¿Qué querría Noelia? Un ratón, un conejo, todos eran animales. Tras varios días la solución fue hallada. Un humilde campesino tomó una caja y metió el regalo de la pequeña Noelia en ella, luego la llevó a palacio. Con mucha amabilidad se la extendió a la niña, que ya desilusionada de los demás intentos creía que era un fallo más.

Su grito de sorpresa llenó la habitación, y fue contestado por otro sonido, un maullido, que la hizo exclamar:

¡Vaya suerte que he tenido!,
mi querido campesino.
Lo que usted hoy me ha traído,
es mucho más dulce que el vino.

Un gatito, muy pequeño,
con un lazo y suave pelo.
Es mucho más que un sueño,
es como pisar el cielo.

Muchos años esperando,
día tras día en el portón,
puedo decir que hoy es cuando,
al fin pude alegrar mi corazón.

Muchas gracias, fiel amigo,
por traerme aquí este gato.
Jugará mucho conmigo
y me hará pasar el rato.



Luego de estas palabras, Noelia ofreció la recompensa al campesino por su grandioso ingenio. Las mil monedas de oro relucían en un enorme cofre, que cuatro hombres ayudarían a cargar hasta una granja en las afueras del castillo.

Sobra decir que desde ese día Noelia pudo ser feliz, ¡sólo quería un gato! Su madre, su padre y ahora su mascota vivirían felices con ella por mucho tiempo. Ahora el poema de Noelia para irse a dormir sería otro:

Ya feliz con mi gatito,
puedo tranquila dormir.
Es muy tierno y es bonito,
mi tristeza dejó de existir.

Hoy la luna y las estrellas,
están celebrando por mí.
¡Ya Noelia tiene un gato!,
juraría oírlas decir.

Sólo un problema resta,
algo tonto, nada más.
Su nombre, ¡qué vida esta!,
si lo tengo estaré en paz.

Mañana avisaré a voces,
que busco un nombre muy fino.
Espero que vengan veloces,
a nombrar a mi felino.

Por hoy dormiré tranquila,
por hoy no molestaré.
El siguiente será otro día,
mis sueños visitaré.



Gabriela Camacho, enero, 2011

5 comentarios:

Karim Taisham dijo...

chamaaaaaaaaaaaa
ME ENCANTOOOO y que hermosa sorpresa, yo te regale un cuento hace unos meses y tu me devuelves el favor. Y es cierto!!! NO QUIERO PLATA, NO QUIERO NOVIO, YO SOLO QUIERO UN GATO!!!! pero en casa a mi viejita no le gustan y ahora no se cuando me voy a mudar =s
rescato un verso que me gusto demasiado:

Muchas gracias, fiel amigo,
por traerme aquí este gato.
Jugará mucho conmigo
y me hará pasar el rato.

jajajajajajajaj chama, si me pude reir. POrque venias toda modernista y me sales con ese verso salido de acera, maravilloso.
chama, es un regalo que me alegro el dia, porque me fue agridulce, bueno, despues te cuento.
este otro verso me encanto:

Mañana avisaré a voces,
que busco un nombre muy fino.
Espero que vengan veloces,
a nombrar a mi felino.

siiii, chama tambien me pude reir hartoo con ese verso jajaja y mas vale que vayan a nombrar a mi gato o les corto la cabeza a todos.
mira, si me hubieras regalado un emoticon, tambien me hubiera gustado, me gustan tanto recibir regalos como darlos.
eres la mejor, UN CUENTO DE NOELIA CON GATO...me conoces, Dios! todos nos conocemos un poco mas cada vez.
me encanta!

muchas gracias miniGabs =3 nya!

G. dijo...

Me alegra mucho que te gustara *-* un placer hacer historias para ti (: qué bueno que al menos pude alegrar tu día, ánimo! La gente chévere no debe estar triste.

Victor C. Drax dijo...

Lo arrecho es que esa mezcla entre prosa y poesía no le sale a todo el mundo (a mí no, por ejemplo). Y aquí sale natural.

Karim Taisham dijo...

si, ademas recuerda el clima del texto: fantasia, infantil. Supongo que uso una formula muy de los cuentos de los hermanos Grimm (o algo asi) ademas, que le dio cierta dulzura al relato en general.

sweet gift =p

Gabriela Valdivieso dijo...

Es extraordinario, Gaby no Junior. Por Dios que eres grande!