lunes, 6 de septiembre de 2010

Él no es un garimpeiro boludo

“Lo que me gusta de esta vida es conocer gente nueva, pero no hacer nuevas amistades, los amigos con esta vida son momentáneos o son aquellos que se quedaron en Córdoba cada vez que voy a visitar a mi hijo. Lo que me gusta es conocer la cultura de otras personas, otros países: cómo son las otras vidas, quisiera conocer todo el mundo así, cada rincón de él, hasta las islas de la Oceanía, Groenlandia, Belice o Namibia”.

Generalmente me pongo a corregir después de que me levanto. Al instante o a las horas se va la luz y hace un calor infernal, alguien me llama diciéndome que qué hacemos para pasar el calor y la propuesta para ir a Parguito se vuelve prometedora. En la playa como dos empanadas de mechada y cuando tengo real como una de pabellón. La empanadera nos conoce y nos pregunta cómo nos ha ido hoy. Después vamos al carro aparece un cuidador de doce años de la nada, le damos dos mil bolos o le decimos que es un abusador porque “estamos usando su puesto de diez mil” y nos vamos por dentro, que es más fresco que por la Av. 31 de julio a Paraguachí otra vez. Y así hasta que un día no se va la luz, hay un estreno en el cine o alguien tiene una mejor propuesta. Un día, de regreso, de Parguito a Paraguachí, le dimos la cola a un extraño, un artesano.

El pibe tenía un acento argentino que lo delataba inmediatamente. Su cabello era rubio, ojos azules y parecía que hubiera estado yendo al gimnasio por mucho tiempo; en otro contexto parecía enamorar a muchas mujeres. Él y yo íbamos solos en la parte de atrás de la camioneta. No quise estar adelante porque ese día me había llenado mucho de arena y como ya estaba seco no quería ir a sacármela. Él pana iba a El Tirano, así que dije algo para no parecer un sifrinito prejuicioso.

- ¿Eres argentino?

- Sí –y movió la cabeza–, vine a disfrutar un poco Margarita que está preciosa. ¿Son de acá?

- Sí, de Paraguachí.

- ¿Y vienen siempre?

- Sí, casi siempre, generalmente cuando se va la luz. ¿Y hasta cuándo te quedas en Margarita, para dónde vas después?

- Tengo ganas de ir a Brasil, me quedaré hasta el final de la temporada vendiendo. Espero que me vaya bien.

- ¿Ya hablas portugués? ¿Cómo te vas a Brasil? ¿En bus?

- Sí, el portugués lo aprendí allá, estuve viviendo ahí un año y medio. Primero aprendí las cosas básicas: “cuesta tanto”, “un real, dos reales”. Y después uno se va soltando hasta que se domina. Para allá no sé cómo me voy, quizá en avión. Es que es muy barato, allá en Argentina desde Buenos Aires a Córdoba es muy costoso. Acá no. De Caracas a Margarita, como me vine yo, me salió baratísimo. No sé, será por el petróleo que tienen ustedes. Fijate que cuando fui a Buenos Aires desde Caracas en mayo el pasaje me costó 1900 Bs., un regalo. En Argentina eso no es así, es más costoso.

Después llegamos a El Tirano y el argentino dijo “acá me quedo” y a mí no me dio chance de preguntarle qué lo había motivado a elegir esta vida, qué lo apasionaba en sus viajes o hasta dónde esperaba llegar.

Así de repente conoces a un extraño, le preguntas cómo es su rutina y te imaginas sus sueños de manera extensa, hasta dónde llegaría esa persona, quién quiere ser o cómo sería tu vida si fueras él.

2 comentarios:

Andrea dijo...

Jajajaja que bien Moi, yo siempre he querido hacer eso, incluso hace dos años me puse a vender orfebreria por parguito y me hice amiga de varios artesanos y me ayudaban a "entrarle" a la gente.. al comienzo me daba demasiada pena pero uno de ellos me dijo "Tu llevas buenas energias y cosas hermosas, trasnmiteselas a ellos de modo que piensen que si compran algo tuyo, les quedara algo de ti"
Ese dia en perguito fue inolvidable para mi.. jajaja conoci mucha gente nueva. Me encanto Moi Moi

Guillermo Geraldo dijo...

Mira que buena que está. El título está arrechísimo. Váyalo