viernes, 3 de septiembre de 2010

El Visitante


Inspirada en la canción Teenage Wildlife,
de David Bowie



Cuando tienes tiempo recogiendo a extranjeros del aeropuerto, desarrollas cierto sentido para reconocer ciertas apariencias, ciertas pintas, auras si quieres, que no tiene la gente de acá. Si el pasajero es blanco-blanco y pelirrojo, o pelirrojo con pecas, ese es escocés. Si la muchacha que se sube al taxi es delgadita, quizá con grandes lolas, y está más o menos bronceada, probablemente era brasilera. Una pareja de ancianos de ojos claros poco comunicativos eran de las regiones más profundas de Europa. Nada de esto era más elocuente que oírlos hablar, por supuesto. Todo el mundo conoce las diferencias aparentes entre el inglés gringo y el británico, pero menos gente sabe que, al igual que nuestro español y el de los españoles es distinto, el portugués de los brasileros y el de los portugueses también lo es. El rasgo definitivo de los pasajeros era ese: el habla. Omar se quedaba pendiente de que comentaran algo entre ellos, o consigo mismos. Y este hombre, con el que cruzaba la Francisco Fajardo, era alemán o gringo. El pasajero sabía que lo miraban por el retrovisor del taxi y respondía con una postura serena. De tanto en tanto miraba por la ventanilla, acariciándola con el índice.

—American? —preguntó Omar en un inglés con acento latino.

El hombre miró al chofer por el retrovisor, como si la pregunta le hubiese tomado por sorpresa.

—Oh, no —dijo—. British.

—British. Damn, man, I thought you were German or American.

El hombre rió.

—Don’t worry —dijo— I lived many years in Germany, though. I don’t know if some of that got in my appearance somehow.

Rió de nuevo, una risa grave y enérgica. Entrecruzó los dedos y miró otra vez por la ventanilla.

—That’s fine, that’s fine —Omar tamborileó con los dedos sobre el volante, mirando al azabache pavimento de la noche caraqueña—. You’re here for business or pleasure?

—Uhm? Pleasure, just pleasure. I like traveling and seeing new places, but I’ve never been to Venezuela before, so…

—Well, welcome to our country.

Omar le sonrió por el retrovisor y el inglés le devolvió la sonrisa.

—Thank you.

—We have many beautiful ladies. You’re gonna love them as soon as you step on the beach, man.

—That’s what I’ve heard, that is frankly interesting. But I am married, so I’ll be just looking.

—Married? Oh, that’s okay. Did your wife… —Omar miró al camino, pensando cómo terminar su oración. La replanteó:— Is your wife in England?

—No, she’s here. She arrived yesterday. I stayed home attending some business. Besides, this is some sort of secret trip and traveling separate helps us going under the radar.

Omar also las cejas.

—Why is that, man? —preguntó— You some sort of politician?

—Oh, no! Absolutely not! —ambos rieron. La risa del inglés era contagiosa— Let’s say I’m an artist.

—An artist! Great, man, I’m an artist myself!

—Really?

—Yeah, man! I’m a singer! —inmediatamente, Omar sintió la necesidad de retractarse— I mean, I’m driving a cab because, well, things are rough here and you gotta do what you gotta do to stay afloat.

—Of course.

—But in my free times, I sing.

—That’s very good, what kind of singing you do?

—Excuse me?

Un motorizado pasó a la velocidad de Meteoro junto a ellos, casi rozándolos, y continuó más adelante en el tráfico, esquivando más vehículos. El jinete de la moto tenía los pies metidos en bolsas plásticas de mercado.

—That was interesting —dijo el inglés.

—Pay no mind, man, that happens all the time around here. What were you saying?

—Uh… —el inglés echó un vistazo más profundo al tráfico por la ventanilla— What… what kind of singing you do? I mean, popular, lyric, chorus?

—Oh. Oh! No, no, I sing in an orchestra. Salsa, man, the rhythm that saved the world.

El inglés asintió y cruzó las piernas.

—You know, dancing that requires some real skill —dijo.

—We have it in our blood. You like salsa?

—I haven’t heard much of it, to be honest.

—That’s okay, I imagine.

Continuaron en silencio. Omar analizó al inglés por el retrovisor, su rostro felino, su cabello rubio, en un esfuerzo por descubrir quién era. A juzgar por sus gestos, debía ser un pintor o actor de teatro. Para viajar en secreto, tenía que ser por lo menos un poquito famoso. O un mentiroso consagrado, capaz de falsear la verdad como lo hace un actor o escritor profesional. Eso sólo le añadía veracidad a su perspectiva artística.

—So, uhm, you got any advice for a young artist, man?

—Sorry? —el inglés meditaba.

—An advice. For a singer like me, man.

El inglés se reclinó en el asiento.

—I guess I do —dijo, su profunda voz vuelta un elocuente rumor—. That used to happen to me a lot, you know? People asking me if I had a secret recipe for success.

—Oh, that’s not what I meant, man, I’m sorry…

—No, it’s okay. These people I’m talking about were kids longing for fame and money, which is fine. I guess I was like that many years ago.

—Okay.

—But the way they were asking for advice. They were doing pretty much what I did at the time, a lot of experimenting a lot of… trying new sounds that were unusual for the time. And they were just replicating what I did, not trying to discover anything by themselves. I can only speak to you from my experience.

Cuando hablaba, miraba esporádicamente a Omar por el retrovisor; parecía estar buscando en su cabeza la forma correcta de expresarse.

—If you try to copy what other people do, you can succeed, but I don’t predict it will be for long —continuó.

—Alright.

—Try to find your own voice. Try to find what is that which makes you unique and sell on that. Make it attractive. Is the way it worked for me, anyway. And I’ve done it for years.

Omar trató de descubrir algo de su pasajero con sólo mirarlo. Un minuto, estaba viendo los claros ojos del inglés y, al siguiente, estaban ya afuera del hotel Caracas Palace. Este tipo tenía que tener plata por coñazos.

—Very well. I think we’ve arrived. Thank you very much, sir —dijo el inglés, sacándose un puñado de billetes de un bolsillo—. How much will it be?

—It’s… —Omar detuvo el taxi frente al lobby del hotel y se volteó—. Forget it, the trip’s free. On the house.

El inglés sonrió y Omar le devolvió la sonrisa.

—Just tell me —le dijo Omar—, are you famous or something, man? Who are you?

El delgado duque blanco miró a Omar, una mirada intercambiable con un ademán cómplice, le dio un par de palmadas en el hombro y le puso dos billetes de cien en la mano.

—Keep this, then —dijo—. Don’t give up on your dreams. Work very hard, my friend, because dreams do come true.

Se bajó del taxi y se perdió en el lobby, sin equipaje, sin que nadie saliera a recibirlo, tan enigmático cuando se fue como cuando apareció. Omar seguía mirando al hotel cuando un muchacho se metió en el asiento trasero del vehículo. La joven que lo acompañaba se quedó de pie, mirando al lobby del Caracas Palace.

—Susana —llamó el muchacho—. ¡Susana, vamos a llegar tarde!

—Ese… —ella entró en el taxi y su mirada confundida replicó la de Omar— Luis… Luis, creo que ese carajo era David Bowie.

—¿Quién? —preguntó Omar.

—David Bowie. En Venezuela —las palabras del muchacho pesaban con sarcasmo—. Y tal que Bowie viene a Venezuela, en vez de Francia o Suiza, y nadie se entera. Maestro, ¿cuánto me cobra hasta la Casanova?

—Ese hombre era David Bowie —repitió Susana—. Estoy segura.

Omar y la chica se miraron. El taxista sonrió, como había visto al inglés misterioso hacer, y puso el motor en marcha.


6 comentarios:

Karim Taisham dijo...

excelente mi Drax. Sobre todo ese final...por cierto, gracias por la rapida lesson de english for dummies. XD

Victor C. Drax dijo...

Most welcome, señorita desaparecida :)

Gabriela Valdivieso dijo...

Lo que más me gustó fue el cambio de switch!

De repente iba todo normal y luego, tras un "American?" todo seguía normal, qué extraño. El cambio de idioma fue TAN suave que te prometo que no lo sentí, hasta muy adelante fue que noté, que no estaba imaginando que el inglés y el venezolano se comunicaban en otro idioma, sino que efectivamente se narraba en otro idioma!

Genial!

Jessisrules dijo...

Lo disfruté, buen texto! (Aunque David Bowie en Ccs, emm, tipo Stephen King en la Habana)

Gabriela Valdivieso dijo...

Es verdad jeje!
Pero escribimos para que pasen las cosas.
Que llueva para arriba y que el agua se acumule tanto que esté por caernos encima de nuevo!!

Victor C. Drax dijo...

Muchas, muchas gracias Gaby. Siempre que te gusta algo que escribo es como un índice de calidad, es como "Ok, ok, no lo hice tan mal, entonces." Traté de hacerlo así: un texto que tuviera dos idiomas del mismo modo en que uno los habla, como si fuese una película sin subtítulos. Y bueno, siempre he querido escribir de Bowie.

Me contenta que te haya gustado, Jess, y ¿quién quita que no haya pasado ya? Me molestaría un poco eso, que el tipo haya venido y yo no lo vi. Pero a la vez habría sido arrecho. Bah, tú entiendes :)