jueves, 16 de diciembre de 2010

Click.Flash.Revelado

Click. Flash. Revelado

Homenaje a Las Babas del Diablo de Julio Cortazar
Jessica Márquez Gaspar
Segundo contraletras del primer match.
Jessica vs. Noelia: El otro lado de un amigo
(detrás de la fotografía o de la personalidad).

Cientos de fotos en pilas. Cientos de fotos que parecían estar a punto de desperdigarse por el piso. Cientos de fotos con bordes comidos, con manchas, con huellas dactilares incrustadas en ellas. Cientos de fotos que permanecerían siempre inconclusas, porque lo estaban. No supe explicar lo que sucedió, a fin de cuentas ni siquiera importaba. En aquel viaje que habían emprendido era muy posible que aún tomaran muchas más fotos, que capturara más instantes.

Caminamos juntos hasta una panadería. Con leche. Negro. Azúcar para los dos. Recorrimos, ya vitalizados, Sabana Grande. Desgranamos el boulevard de zapaterías que recordaba a un juego infinito de espejos, por lo exacto del contenido de sus vidrieras. Dejamos atrás grandes almacenes con aún más grandes remates. Olvidamos en los bordes mendigos, peluquerías responsables por la crisis eléctrica, restaurants de comida rápida y otros icónicos y escondidos en viejos edificios de los cincuenta y sesenta. Documentamos en película y en digital, simultáneamente, instante tras instante tras instante. Revelamos a la altura de Chacaíto. Creamos una nueva acumulación tambaleante de rectángulos, de fragmentos de realidad encerrados dentro de un marco imaginario que era exactamente del tamaño del lente de la cámara.

Repetimos la operación en la Francisco de Miranda. Hoteles, automóviles, taxis. La Bolsa de Caracas, las tiendas de españoles en las calles sinuosas de Chacao, las pequeñas plazas, las palomas, las aceras anchas, los fiscales. Los edificios sin ascensor y menos aún intercomunicador. Mercerías y quincallerías, espacios en extinción. El elevado. Las ferreterías, las piñaterías con cientos de personajes y elementos representados en papel crepé, colgado en sus puertas, grotescos y a la vez encantadores. Lo compacto. Revelamos en una tienda pequeñita escondida en una trasversal que no se sabía si subía o bajaba de tantos carros que estaban estacionados a sus lados.

Dedicamos meses a visitar la Bolívar, la Baralt, la Urdaneta, a desentrañar la Libertador, a deshilvanar la Autopista y la Cota Mil. Cientos de carros, el sonido de las cornetas, las prostitutas, los puestos de perros calientes, los buhoneros, los edificios gubernamentales, la gente, tanta gente, las colas, el verde. Caracas.

Personajes, figuras, que ahora convivían en aquella habitación.

Agotados por nuestra odisea, por nuestra búsqueda infinita del sentido de la ciudad, algo sucedió. De pronto las fotos empezaron a abandonar los edificios para centrarse en los zapatos de él. A veces ya no tomaban caras ajenas sino la de ella. Pronto empezaron a incluirse en los cuadros, empezaron a aparecer abrazando piñatas u ocupando bancos de las plazas o sonriendo a los fiscales. A ratos se mostraba su imagen recortada contra el cielo. Y poco a poco el número de elementos se fue reduciendo hasta convertirse en tan sólo dos. Ellos.

Se reunieron aquella noche en el apartamento atestado de fotos, frente a la computadora sin memoria para guardar más archivos. Acostados en el suelo con una cerveza y algo de pizza, intentaron reconstruir la historia de su aventura. Se dieron cuenta de lo que ya era evidente. Descubrieron cómo habían mutado sus fotos, pero antes de encontrar la verdad escondida detrás de los personajes inmóviles de su arte, cada uno tomó su cámara e hizo una última foto. Caracas se les hizo entonces ajena y lejana, ausente. La esencia se encontraba ahí, más allá del lente, primero lejos, luego a unos metros, más tarde al alcance de la mano, por último a tan sólo centímetros y, después, a ninguna distancia.

Más allá de las fotos, y sobre las fotos, la esencia había sido descubierta cuando el movimiento firme de la mano sobre el lente enfocó una realidad que había estado siempre frente a ellos. Más tarde Click. Flash. Revelado. Y en el centro de la habitación atestada de fotos, en el medio de la computadora colapsada, quedó flotando una única imagen: sus rostros juntos y sonrientes para siempre.

9 comentarios:

Gabriela Valdivieso dijo...

No sé qué me gustó más, si la idea o cómo la desarrollaste. El párrafo clave en que lanzas el tema es una delicia. Lo disfruté demasiado. Es realmente una transición entre un cuento socialoso, citadino y uno, romántico, de relación.
No amé demasiado la línea final. También debo decir que me confundió el elemento "zapato". De resto volé muy alto. Qué grande, Jess.

Me encantó lo que hiciste con la pauta. Fotografía, amigo, detrás. Wow! Sentí desde el principio que eran dos amigos unidos por un hobbie que los uniría de mil maneras. En fin, I say wow!

Jessisrules dijo...

Gaby, me alegra mucho que te gustara. Se me ocurrió en medio de la fiebre, me nació orgánicamente, pero no estaba muy seguro de él. Claro, se podría haber trabajado mucho más, pero logró su objetivo! :D!!!
Gracias!

PaulaOrtiz dijo...

Ay, qué bonito. Algo cursi por momentos pero, exceptuándolos, me pareció súper lindo, lleno de imágenes congeladas en fotos :)

Anónimo dijo...

A mi me encanto que tuviera esos momentos cursis :) Lo disfrute!
Sammy

Karim Taisham dijo...

para mi no hubo nada cursi =) mas bien, me parecio uno de esos cuentos tan Jessianos: llenos de imagenes urbanas, romanticismo, amor.

Creo que los relatos de mi Jess estan llenos de amor juvenil jejee no sé, una suerte de frescura adolescente.

celebro: las imagenes de Caracas, los personajes fotografos y la celebracion de Caracas la actual. Osea, no te fuistes por ahi recordando nada. Caracas, tal como es.

i liked it.

=D diez chocolates para ti.

Jessisrules dijo...

Me alegro que les gustara chicas. La verdad pudo ser mucho más cursi. Gracias Noe, ¿Ese es como mi estilo no? que loco XD. Lo importante es que gustó :D

PaulaOrtiz dijo...

Noe habla como si fuera una anciana jajaja si es boba. Jessi, ese "pudo ser mucho mas cursi" no se lo voy a adjudicar a un tal victor para no provocarte pena jaja pero ya lo dije :) besososos

Karim Taisham dijo...

jajajajjaajjajajajajajaja
chama, de pana no queria decir nada, pero siii, hay una fuerte influencia Draxiana en todo esto.

=DD

Jessisrules dijo...

Jajajajajajaja! pues no hubo influencia draxiana, realmente es la historia de dos amigos de la universidad, Pau, tu quizás conozcas a uno de ellos, Christian. Estaba en FB y él montó una foto-historia y surgió este cuento.