miércoles, 15 de diciembre de 2010

Pensamientos de plástico

Moisés Lárez
Primer contraletras del primer match. Moisés vs. JL Riera:
La Reconstrucción de la vida de una persona
simbolizada en un viaje a través del mar.
Homenaje a Armando Reverón, pintor venezolano.

Ahí estaba: inmenso y oscuro, mientras una cantidad de pensamientos insondables, me dejaban pasmado frente a la taquilla.

Las dos estaban a mi lado. Tenían el tamaño de un oso de peluche de doscientos mil bolos. Una era rubia y la otra pelirroja. Siempre las había querido así. Una me dijo que lo hiciera y la otra no opinó nada. Se quedó callada, como siempre.

Yo había llegado de Caracas para asistir a un concierto de piano. Algo trivial, el pianista ya se había presentado en Caracas, pero la entrada del concierto era muy cara. En cambio, en Puerto La Cruz era gratis. Un viajecito hasta el Terminal de Oriente y luego un ticket de Sitssa hacía más barata la travesía.

No sabía cómo había llegado a Conferry. Quizá fue la rubia quien lo sugirió, y cuando me di cuenta, estábamos caminando hacia allá.

Sabía que no lo iba a hacer. Pero aún así me imaginaba viajar en aquel barco, asomado en la popa viendo la espuma del mar y las luces perdidas en el horizonte, mientras un olor rancio a vino barato con sal marina entraba por mis fosas nasales y se adueñaba de mi pensamiento.

Las chicas me querían en casa. Sabía que la pelirroja no quería que fuera, podía leerlo en sus gestos. La rubia, por otra parte, era aventurera y me llevaba a hacer cosas, a veces, que no quería.

Los tres íbamos solos en el barco, moviéndonos al capricho de la corriente en un viaje que parecía no tener destino. La pelirroja me había despertado mientras dormía sobre una de las mesas. Estaba lista para mi trabajo.

Desnuda, frente a la cafetería de segunda clase, posaba discreta como la marea en una noche de luna llena. Su cara imitaba la tranquilidad del mar y trasmitía una paz que enviaba a otro plano a cualquiera; un plano silencioso y tan misterioso como la profundidad del océano. Su desnudez sólo hacía más bella la obra estéticamente.

Así la pelirroja se convirtió en una sirena que veía un gran barco desde la inmensidad del mar y saludaba a un hombre solo, indigente, que la miraba.

La rubia, fogosa y predeciblemente impredecible, me despertó ese día de otra forma. Mi cuerpo postrado y somnoliento sentía cómo sus labios, vampíricos, buscaban desesperadamente alimento; de esta forma, así, entre dormido, explotaron las partes de mi cuerpo que tenían las minas plantadas por sus labios.

Mi imaginación podía seguir navegando en ese viaje, aunque el próximo ya estuviera destinado a ser por tierra: el regreso a Caracas.

En el bus, me tocó una señora gorda al lado. Pensé en pintarla, en cómo sería observarla desnuda en la segunda clase del ferry. Me imaginé una luna brillante, única iluminación del navio, a sus espaldas. En el cuadro, ella miraba por la ventana de la popa, como esperando al amor de su vida, con anhelo y esperanza.

Un ronquido suyo me sacó de ahí.

La pelirroja sentada en mis piernas me dijo que se identificaba con la señora gorda, que ella en su cuadro hubiera visto por la ventana.

“En tu cuadro eres una sirena”, le dije. “Lo sé”, me dijo, “pero prefiero ser una anhelante, espero a un hombre pobre”.

La rubia durmió todo el camino.

En Caracas, tiempo después, le pedí a Merche que posara para mí. “No hay problema”, dijo, “me gusta tu trabajo”.

Se desnudó y se puso a ver por la ventana. Y apareció el mar, la segunda clase del ferry y entonces, la rubia y la pelirroja me dijeron qué más debía aparecer en la escena.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Moi me encanto! Muy ameno de leer y de verdad lo disfrute mucho :)
Sammy

Gabriela Valdivieso dijo...

Me pareció que fue in crescendo totalmente, sintonicé mucho al final. Sentí que inició todo muy material y de repente estábamos en otro plano.
El sentido del cuento me pareció todo lo contrario al título, poco plástico, menos visual que emocional o interno.

Jessisrules dijo...

Mo, me encantó. Inesperado totalmente, no imaginaba un cuento así de tí. Me gusto de verdad

PaulaOrtiz dijo...

Hermosísimo. Te quiero, pequeño grande

Karim Taisham dijo...

chamo, de pana q no me lo esperaba de ti.

de pana, estoy conmocionada.

esta muy fresco.

pero, recalco, sigo en shock¡ me gusto este reto. jejeje