Los ciudadanos se retorcían al dormir, los dedos reposados tenían espasmos de nerviosismos, los ojos -dentro de los párpados cerrados- giraban frenéticos hacia todos los lados de la oscuridad de la piel.
Los psicoespecialistas hablaban de insomnio y culpaban a la alimentación y falta de ejerciedad deportiva. Pero Mr. Rag conocía perfectamente que la verdadera causa del mal sueño y de la falta de opiniones era el exceso de trabajo.
Despedido hace años, podía dormir como los ángeles, pero en cambio se trasnochaba. Lo movía un hilo fino pero fuerte. No era el deseo de cambiar el mundo, aunque era parte de las consecuencias. No era infiltrarse a la corporación MaxHuge, aunque era parte del procedimiento. Era liberarse de un deseo que lo presionaba desde la parte trasera de su cabeza. Acabar con los Huge era el principio de la cadena. Tres movimientos para hacer Jaque Mate y concretar su intención. El hilo que lo ahorcaba desde atrás amarraría la venganza más grande de todos los sistemas de la ciudad transsolar.
Pero aún era 30 de abril, todos aún tropezaban y bostezaban mientras tecleaban.
1 comentario:
Me encantan las historias cortas pero con esencia, como ésta. Privar del sueño a un humano es darle una muerte lenta, pero segura. Genial, Gaby!
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