miércoles, 12 de agosto de 2009

¡Ayuda!


Imaginaba cómo será la vida de un pez en su pecera, me preguntaba qué pasa después del “Y vivieron felices para siempre”, pero pero pero nada me inquietó más que descifrar a letras la verdad de la enigmática luna.

Envuelta en misticismo, la luna ha inspirado millones de relatos que involucran el azar, las mareas, el amor y los hombres lobo. Pero a nosotros no nos inspira estas cosas. No nos interesa lo mismo.

Sólo por esta vez, nos basaremos en sensaciones, impresiones (reales o imaginarias) de la luna. Nos preocupa qué textura tiene, qué letras la representan, cómo suena, a cuántos pulgadas está de mi dedo gordo, qué tiene adentro, si rebota, si tiene gavetas y compartimientos secretos...

Así, por esta semana, ella, la luna, será nuestro objeto de estudio y nuestro punto de partida. Nuestros sentidos e ingenios deben dar con ella.

¡Ah, pero hay un deber! Como es tan celosa y exigente, La Plateada nos dejará olerla si y solo si agregamos en el texto frases célebres transformadas. Es decir, no podrás tocarla si escribes "Carpe Diem", sí en cambio si le susurras un "¡carpa, dime!". Se esconderá de tu vista si le dices "Yo soy tu padre", no tanto si le dices "Yo soy tu postre".

En fin, necesito chorros, ¡liiitros de letras! sobre la luna como objeto, junto a una frase maldecida.

¡Y colorín desgastado, este reto ha iniciado!

1 comentario:

José Leonardo Riera Bravo dijo...

No sé qué me fascina más: si el reto o la manera en que lo planteaste.
;)