martes, 9 de febrero de 2010

Y yo que al morir pensaba...

por José Leonardo Riera

“Por eso es que yo
no digo:
de esta agua no beberé”.
Proverbio Carapitense.

- ¡No, vale! ¡Ni pendiente! ¡Que dios me libre!
- ¡No te creo, chamo! ¿Y la poesía? ¿Y toda esa vaina de dónde te sale?
- Jajaja tú sabes: como escritor invento, y como poeta escribo.
- Verga, de pana que no te creo ¡Alguna vez te debes haber enamorado!
- No. Jamás lo he hecho y, te aseguro, jamás lo haré.


Así acostumbraba a decir cada vez que me preguntaban de amor. (¿Enamorarme yo? Jajaja ¡Si a nadie puedo amar más que a mí mismo!). La lengua, dicen, es el castigo del cuerpo. Y en efecto, por esa razón morí.

Como en toda historia que merezca ser contada, la mía trata de una mujer y de cómo, por culpa de ella, morí.

Mis relaciones con las mujeres eran sólo eso, historias.

Era como ir a una perfumería, oler todas las fragancias, rociarte una que otra, y luego salir, como siempre, oliendo a pachulí. A veces pienso que la verdadera razón por la cual olí tantos perfumes era que realmente quería conseguir mi fragancia ideal, la que quería llevar por el resto de mi vida. Más allá de eso, cada vez que pienso en ello me doy una cachetada mental y me digo: No seas payaso, sólo lo hacías porque habiendo tantas en el mundo, debes probar al menos un poco de cada una.

Y es que si te casas con una fragancia, renuncias a las millones sobrantes. Tu olfato se aburriría y terminaría muriendo en un mundo tan monótono como insípido. No. Yo soy un olfato. Y los olfatos estamos hechos para probar todos los perfumes del mundo.

Por eso cuando la vi a ella, salvaje, exótica y sensual, mi olfato no pudo resistirse. Siempre me gustaron las pruebas. Lo difícil. Lo prohibido. Y aunque no lo fue, Vanessa lo parecía.

Se me hizo tan difícil que mi olfato no podía descifrarla. Siempre, junto a ella, el olfato quedaba opacado por otros sentidos como el tacto, que desmayaba al tocarla; la vista, que entraba en éxtasis al verla; el oído, que me hacía soñar al escucharla; o el gusto, que curiosamente, sin ser usado, se sentía a gusto.

Fueron varios días de indiferencia, otros tantos de amistad y, aunque aún no descifraba su aroma, luego vinieron los días de esperanza o ilusión.

Me preguntaba nervioso:

¿Será que desgasté mi olfato en otros perfumes y ahora que llega ella ya no podré tener su fragancia?


Tiempo después, en esas cuatro paredes, ella se fue acercando a mí. Y cuando por fin empecé a percibir su olor quedé paralizado. Temblaba un poco, tratando de moverme, pero no. Estaba inmovilizado. Su fragancia venenosa hacía efecto en todo mi cuerpo. Mi estomago parecía hervir, al tiempo que mi piel yacía fría, congelada.

Yo pensaba que iba a morir. Pensaba que había desperdiciado mi vida. Pensaba que nunca había amado, y que nunca dejé que el amor me hiciera suyo. Yo pensaba que, al igual que todo lo que no tiene amor, estaba muriendo. Morí sin amor, morí sin amar. Sus labios tocaron los míos.

Mis ojos se cerraron. Mi olfato al fin tuvo el gusto de su fragancia. Coca-cola. Disfruté su fragancia, la mía. Y en un beso que me quitó el alma, la mente, la razón y el olfato, me morí entre dos narices aceleradas respirando Coca-cola.
Fue ese día que morí. Por culpa de Vanessa.


Ya no soy yo. Soy ella.

Ya no tengo vida. Mi vida es ella.

Ya no me amo a mí. La amo a ella.

Ya no busco mi fragancia. Mi fragancia es ella.

Y yo que al morir pensaba que nunca había amado, ahora la vivo amando... y ni siquiera lo pienso.

2 comentarios:

Unknown dijo...

HAHAHA .. :)
Original tu historia bro xD..!

Uno como hombre tiene que probar muchas fragancias xD pero cuando llega la ideal no hay más nada que hacer;Aunque pase frente de ti una caravana de mujeres desnudas, a la que vas amar y respetar es a la que ya elegiste ^^..

Por cierto yo se con quién le vas a montar cachos a Vanessa ( con el Camión que distribuye la Coca-cola xDDDDDD) JAJAJAJA

buena tu historia (Y)

Jessisrules dijo...

jajajajaja que risa el comentario de Guille. Leo, un cuento sin lugar a dudas lejano de tu estilo regular, pero me encanta. Espero que lo que cuentas te haya sucedido de verdad. Me gustó mucho.