Por Gabriela Valdivieso
—¿No es emocionante esto, el mundo? Los corazones laten, las iguanas son verdes, las mariposas vuelan, las gargantas soplan voces y el sol calienta. ¿No es esto una fantástica obra de arte?
—¿Ah, fantástica o fatídica? ¿Acaso no ves las alfombras raídas, las clinejas desatadas, las mentiras ocultas, los lápices partidos, los argumentos vacíos y las falacias voladoras? ¿Los faros rotos, la suerte selectiva, los ladrillos incompletos, las almas corrompidas y las narices amorfas?
—Sí, veo todo y lo veo fantástico. Es lo sublime y lo grotesco. Las blancas, las grises y las negras. Son todas piezas determinantes de este inmenso mundo. Somos los afortunados huéspedes de este mal llamado Universo. De este Pluriverso infinito. De este devenir incesante de colores, imágenes, tamaños, olores, texturas, vibraciones, reflejos, sabores, emociones, formas, pasiones y sonidos. Es esta inmensidad producto de un piano multiforme. Somos parte de una gran melodía. El mundo suena, chispea su canción cónsona y perfecta.
—¿A qué suena, si no a dolor y a desengaño?
—¡Shhh, escucha! ¡A vida y posibilidades!
3 comentarios:
Me encanta! :)
ingenioso tu escrito =) .. me gusto (Y)
me encanta gaby, hermoso!!
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