martes, 4 de mayo de 2010

El Nombre de la Ternura

Gabriela Camacho (Venezuela)


Caia la lluvia sobre Paris esa tarde. Habia recibido una llamada de mi editora para vernos en el café Eliseus cerca de La Monteparnasse. Estaba de paso por Francia y queria revisar las ultimas notas de una desagradecida novela que estaba escribiendo, no queria esperar a que me llegara a Caracas: “siempre llegas tarde” me recriminaba entre chanzas. Hay viejos habitos que nunca cambian. Hace media me llamo desde una cabina, se habia perdido tratando de encontrar la tumba de Vallejo y quedamos en que esa misma tarde le llevaria los manuscritos y a conocer su lapida, junto con la de Cortazar “ a fuerza de visitarlo siempre, nos hemos hecho buenos amigos” le habia escrito en un correo una semana antes. Me habia sorprendido su atrevimiento, es decir, tener la intencion de visitar a Vallejo sin mi. Se tenia merecido perderse. Sonreia mientras caminaba bajo la llovizna europea que nublaba la torre a lo lejos.

La habia conocido hace algo mas de 15 años. Era finalista junto con otras raras criaturas en un rally olvidado que no tuvo segunda parte. La recuerdo pequeña y gravida, morena y timida, no muy alejada de su imagen actual. Quien iba a pensar que 15 años despues, seria editora en Alfaguara y le tocaria corregir mis textos, no sin ciertos dolores de cabeza. Cuando Valdivieso y Larez habian fundado el grupo literario “Letras a Litros” (que yo llamaba “Asolitros” por lo largo que me parecia el nombre original) se les ocurrio la idea de invitarla a participar, aun cuando a mi me parecia una figura gris de inventario.

“tiene talento, tiene con que” me repetia Valdivieso. Me costaba darle la razon, por aquello de los prejuicios. Nunca en toda esta vida pude estar mas equivocada. De eso ya pasaron 15 años. Los otros del grupo se fueron alejando a medida que conquistaban otros derroteros: Marquez estaba dirigiendo la revista IMAGEN, la habia hecho renacer de las cenizas. Drax se ganaba la vida haciendo guiones para filmes independientes y Riera ahora era ministro en Venezuela. Con todos tengo una relacion cordial, pero sin duda la mas cercana en estos ultimos años habia sido la de Camacho. Todo un prodigio que habia traducido textos de Uslar Pietri al Guajiro a los 25 años, cuando yo a esa edad todavía estaba imbuida en orgias y actitudes irresponsables. Aun ahora me dejo quemar por ciertos fuegos adolescentes.

Cuando Camacho me informo que habia decidido editar la nueva novela que estaba escribiendo en calidad de becaria en Paris, no pude hacer menos que frotarme los ojos y dejar de beber. Me meti de lleno en la confeccion de la novela, porque sentia que tenia una deuda con esa jovencita que ahora tiene 31 años y que era la miembro mas joven de un grupo literario heredado por estudiantes de letras cuatro o cinco veces mas pretenciosos que nosotros. Hace unas semanas visite nuestro antiguo blogspot y revise sus textos. En ese momento, hace 15 años no les habia dado el valor suficiente, estaba consumida en mi propia vanidad. Pero ahora la veo llena de una ternura que se me hace imposible de imitar.

Es que la ternura, al igual que el amor viene a nosotros por momentos. Como los besos tibios de la brisa costera o los susurros al oido de un niño enamorado. La ternura es un sentimiento prestado. Lo mas alejado a la pasion, distante a todo fuego violento, a toda ventisca arrobada en nuestro corazon. La ternura es una expresión del alma, por eso es ajena a nosotros, a las manos atadas a nuestros deseos. Yo estaba muy corrupta para eso, ahora ella tambien. Pero esa Gabriela quinceañera la reproducia con toda su ingenuidad. Poco le importaba la forma. El contenido le era totalmente vedado, no sabia manejar sus propias verdades. Pero entendia como yo jamas podria hacerlo, los signos secretos de la forma mas elevada del amor al mundo y eso estaba prohibido para nosotros.

Despues fue aprendiendo y manejo la ternura como discurso. Como un material maleable para su arte. Como un escultor a la piedra, podia tallar La Piedad con solo un cincelazo. Todos admiraban su arte, por eso la habian nombrado editora aunque fuera abogada. Cuando el grupo publico su primer y unico libro hace algo mas de 7 años, ella fue la editora. Aun cuando Valdivieso trabajaba en RHM, ella se encargo personalmente de los textos. Nunca me perdono que no mandara el mio.

"¿cómo quieres que te lo envie? ¿Publicar un horrendo cuento mio al lado de un cuento de Larez , ese ingrato Margariteño que gano el Romulo Gallegos este año?" Sus insistencias nunca fueron escuchadas y mi cuento nunca aparecio al lado de mis congeneres. “fue un sabotaje” me reclamo una ofuscada Jessica Marquez. Y era cierto, fue un sabotaje.

Ahora es editora de Alfaguara y me reclama con autoridad castrista mis manuscritos, como si fuera una revancha. Sigue lloviendo en Paris. El Metro esta medio vacio, era domingo de un dia que llueve. Seguramente Gabriela se sentira desconcertada al ver tanto orden. Se aburrira pronto, pronto se aburrira. Me repetia a mi misma, como si fuera un conjuro.

Habia impreso un cuento de ella. Un pequeño texto sobre la muerte que en su momento considere carente de importancia. Pero ahora me traia buenos recuerdos, lo habia transpapelado junto con mi horrenda novela (Dios ¿por qué no la he quemado todavía?) para no olvidarme de mostrarsela. Camine a prisa por las calles humedas y los colores del neon derretidos sobre la acera. Queria llegar al café porque me invadia una nostalgia muy alejada de mi misma, como si con Gabriela yo pudiera detener el tiempo que corre sobre Paris y reproducir, como en un intento de locos, las cumbres tropicales del Avila y a Caracas con su olor a Mujer perfumada y caotica, de esas que descocan a los hombres con sus pedidos y les llenan la vida de felicidad. Porque la vida sin desorden, sin caos y sin ternura no vale la pena ser consumida.

Estaba sentada en una mesita diminuta, en las afueras del café. “me gustan los dias nublados” me habia dicho, cuando tenia 16 años. Hay viejos habitos que nunca cambian. Me acerque a ella y me reconocio en seguida. Me sonrio y me corrio un asiento pateando suavemente las patas de una silla. Me estaba esperando con un café besado por las gotas de lluvia.

  • - .Mañana te llevare a conocer la tumba de Cortazar, Gaby Junior.
  • - Esta bien- me dijo, mientras sonreia-

Empece a sacar desordenadamente los manuscritos de mi bolso. Mientras las ultimas gotas de lluvia caian sobre un gato dormido hace cien años.

6 comentarios:

G. dijo...

Tú no tienes ni idea de lo feliz que estoy, Noe. Amé esto por completo, de verdad... Lo conservaré como mi primer regalo literario... Qué bonito >w<! Gracias, muchisisisisisimas gracias!!! :D~~

Anónimo dijo...

me alegro q te gustara gaby =)

Jessisrules dijo...

Noe me encantó!!! está genial!! :D

Gabriela Valdivieso dijo...

Oye, Noe, esto está precioso. De verdad qué hermoso, ojalá una y mil veces 1) que sigamos conectadas más adelante y 2) que estemos estemos en el medio, escribiendo, editando, echandole bolas. Qué hermoso Noe. De verdad no conjeturaste mal; preveo que Noe serà una excelente novelista y me late que la Gabi Jr va a estar, sí o sí como dicen acá, dándole a los textos, desde la escritura ooo la edición, de veras que sí.

Disfruté mucho el ritmo, imaginé mucho, y desee más, esta escena hecha vida!!

Karim Taisham dijo...

noo chama. pero comparado con el de la Licenciada Marquez, esto no ve vida jajajaajjaja XD

todos los homenajes han sido hermosos. gracias Gaby V.

Gabriela Valdivieso dijo...

Es que la Jessi nos opacó a todos. pero este texto noe, es muy luminoso, muy hermoso, prometedor, trascendente =) con y sin comparación =)