miércoles, 19 de mayo de 2010

Rutina; ruleta de hechos día tras día

Por Guillermo Geraldo
(10 ópticas de la ruleta diaria)

Antes empezaba con un ensordecedor sonido mi día, pero desde que la musiquita entró a los celulares, me levanto con Reinaldo Armas. El martilleo de mi despertador caducó. No es necesario prender el televisor para enterarme del mundo; mi vecino ya ha puesto globovisión bastante sonoro, para que el barrio se entere de internacionales, economía y el país.

Después de restregarme con jabón azul, cojo mi revoltillo y mi arepita. Las nubes le han dado la espalda al celeste. No parece que lloverá hoy. Decido salir. Un beso de mi esposa y un beso para ella. Me espera un nuevo día.

La monotonía del bajar escalones se perfuma de colonia (todo el mundo va bien emperifollado a trabajar), saludo a conocidos y pido el meridiano fiado. Llego a la avenida, y un sonido similar al tiroteo de anoche; pero más acelerado, toma auge y me acompaña, además de envolverme un tsunami de polvo consecuente también del taladro y las aceras. Se tornará grisácea mi chemise. El esmero de mi esposa y las publicidades de Ariel y Ace serán en vano. Las personas admiran la obra cinética pincelada en el suelo mientras caminan; la cual parece ser sagrada e intocable; digo esto porque a nadie se le ocurre cruzar por encima del rayado.

La duda me enfrenta al entrar al metro, me pregunto si sólo la gente mi barrio suele bañarse. Surge un violín que inunda los vagones. Ya se había montado un músico, un mago y un enfermo, para el momento en que abandono la serpiente de acero, mareado del tufo estación tras estación y con un aspecto más deplorable que Michael Jackson en Thriller.

Mi agua de colonia se esfuma para cuando saludo al Dr. Aureliano, a quien jamás le he visto el mismo traje (ese si está bien perfumado y millonario). Por el contrario, Joselo, un muchachito recién graduado, parece tener sólo un flux y no hecho a su medida. Conozco a todo el que hace vida en el Multicentro Empresarial donde trabajo, soy ascensorista, aquel que tiene las llaves que desafían la gravedad hasta un piso diecinueve.

Mi trabajo no suele tener adrenalina, a excepción de las horas pico. Sin embargo, te enteras de cualquier vaina que pasa en las oficinas (las secretarias se ponen de acuerdo para contar chismes en el ascensor), cosa que suele divertirme. Nunca en mi vida me he puesto un traje, pero siempre he supuesto que deben apretar bastante las bolas. Digo, ningún empresario bien vestido al montarse en el ascensor saluda y siempre tienen el ceño fruncido; la voz debe privársele del dolor en los genitales (No es por que sean mal educados, compréndanlos). Me gusta comer, pero estoy seguro de que aunque me comiese un plato de caraotas, huevos y un batido de cambur; pues, no sería capaz de lanzarme peos tan putrefactos como aquellos que dejan los susodichos al momento de dejar del elevador, bajo lo responsabilidad de su ano sigiloso que los transforma en pequeños soplidos inalcanzables para el oído humano.

Es increíble el clima caraqueño, esta mañana, cuando empecé a contarles mi rutina, jamás pensé que llovería, pero llueve, ahora llueve. Improviso un techo con el Meridiano que conservé hasta el Excelsior Gama. Debo esperar el avance de una cola que se moviliza más lento que una procesión de cojos para pagar el relleno de la cena. Al salir, sigue el diluvio, se desprenden goteras de mi techo improvisado que puntean mi camisa de tinta. El metro se convierte, entre el calor y la humedad, en un sauna en movimiento.

Creo que será necesario agarrar los “Jíses”, hasta mi casa, estará difícil subir las escaleras con los ríos de agua bajando. Tendré que ver el juego de Santana sin escuchar a Beto Perdomo. Las luces de casa parpadean, el techo de zinc, somete al volumen de televisor debido al chaparrón que cae. Las cosas parecen ser más prosperas con mi arepa “rueda e´camión”. Terminará mi día, mi cepillo que parece un cabello electrocutado de tanto uso; limpiará mis dientes. *Bajo el telón de mis párpados, cerrando el teatro de la rutina por los sueños y hasta un nuevo amanecer*

4 comentarios:

Karim Taisham dijo...

oook. excelente pauta mi G. muy buena, algunos detalles por aqui, por alla, pero en esencia, bastante buena.

hay que hacer un cronica? o algo asi? porque no entendi bien de que iba. =)

Gabriela Valdivieso dijo...

Guille regresó para darnos las especificaciones de la vida de un viviente, silvestre, entre jabón, colonia y botones de ascensor. Qué no así nos transcurre la vida a todos tantas veces?

Notita: no se entiende bien, ya enviamos correo preguntando.. si puedes manda msjito

Guillermo Geraldo dijo...

Okay, en la última reu que hicimos (: acordamos que la 4ta temporada tendrá como característica la diversidad de temas para las pautas (10 ópticas diferentes, por primera vez, etc) (: A mí me tocó/elegí "10 ópticas diferentes" Es decir, tendrán que escribir la misma historia, pero con su estilo y sazón. Por ejm: Gaby lo puede hacer sobre el carajo pero en Santiago. No she si me entienden? ^^

Karim Taisham dijo...

ahhhhh
esta misma historia (con todo y sus episodios) pero con nuestra narrativa. ¿asi es?.