martes, 18 de mayo de 2010

Locura con Sentido

Lugar: HOSPITAL PSIQUIÁTRICO DE MADRID
Año: 1989

-Si Catrina, todos sabemos que no estas loca, yo también a veces siento las gotas de lluvia cuando el Doctor Rafael habla.- dijo la enfermera entre risas mientras dirigía a Catrina al comedor.

Catrina siempre fue una persona muy solitaria, desde pequeña sentía las cosas que oía como sensaciones físicas por su cuerpo. Dependía de la persona y de su tono de voz, rara vez podía estar con alguien que pudiera soportarla por más de una hora. Las excepciones eran obvias, su madre a quien sentía como una caricia en la espalda, a su padre quien era una suave cosquilla en la mano y claro, a Daniel que era un frío roce en los labios.

Daniel era otro personaje particular en ese hospital psiquiátrico. Los doctores estaban seguros de que el pobre sufría de esquizofrenia pero en los exámenes salía totalmente cuerdo. Este loco veía colores, muchos colores. Cuando la gente hablaba veía colores saliendo de su boca, cuando el se pegaba o le inyectaban también veía colores. Todo el tiempo Daniel veía colores, al leer, al escribir, al sumar y al restar; según él, cada cosa tenía su color. Cada persona, número, letra, sonido y dolor tenía un color, un color que veía en su mente y a veces, en ocasiones especiales se salían de su cabeza y se adueñaban de la habitación.

Salvo por estas extrañas características Catrina y Daniel eran personas muy normales, les gustaba leer, oír música, jugar cartas y caminar por el jardín. Daniel siempre le decía a Catrina:
-Tal vez este loco pero tú tienes la gama de colores mas armónica y perfecta.
Catrina sonreía y le respondía
-Tu voz me da la mejor sensación en el cuerpo.
Cualquiera que escuchara sus conversaciones los mandaría a un hospital psiquiátrico pero claro, ya estaban en uno así que nadie les prestaba mucha atención.

En otra habitación de ese mismo hospital se encontraba Manuel, alias “El gordo”. Sorprendentemente Manuel era flaco, su problema es que pasa el noventa por ciento del día tratando de comerse las cosas más extrañas y menos apetitosas del mundo. Esa mañana el gordo le saltó encima al Doctor Rafael para arrancarle su corbata y devorarla. Cuado lo llevaron a la oficina principal para preguntarle por su comportamiento él solo respondió: -Apenas la vi me supo a menta, tengo mucho tiempo sin comerme una menta. ¿Me entienden?
Manuel jura que los sabores aparecen en su boca al ver algunos objetos, letras o números y es por eso que siempre trata de probar o saborear todo, quiere saber si algún día el sabor que siente es realmente el que es.

Estos tres personajes y otros más estan en ese hospital psiquiátrico sin recibir tratamientos, ya que luego de pasar años buscando alguna enfermedad que tuviera cualquiera de sus síntomas los doctores y psicólogos se rindieron. Estos pacientes no están medicados aunque todos piensan que Samanta si debería estarlo.

Samanta es la más inteligente de los cuatro fantásticos (chiste interno entre doctores y enfermeras) pero también es la que más consideran loca. Para ella los objetos, las letras y los números tienen personalidades. No es extraño que se tenga que ir de algunos sitios porque se siente incómoda o amenazada. Es tan sencillo como que los lápices son simpáticos y nobles, las lavadoras engreídas y los lentes, algunos, son odiosos y asesinos. También cada dedo de su mano tiene una personalidad diferente y no puede aplaudir porque los dedos de una mano no se llevan bien con la otra.


De todos los doctores de ese hospital el único que no se rendía en encontrar el motivo de las alucinaciones de estos cuatro pacientes era Rafael, un doctor que secretamente veía colores en las letras y números. Para él, cada letra era un color diferente y en las palabras los colores se mezclaban.

Rafael pasaba horas al día buscando respuestas hasta que la encontró, del otro lado del mundo un tal Cytowic había escrito un libro. Al parecer todos sufrían de una misma condición en donde dos o mas sentidos en el cerebro vienen conectados, es por eso que ven colores al oír voces, o sienten sabores al ver un objeto.

Apenas unió todos los cabos mandó a llamarlos para explicarles su condición.

-Ustedes no están locos, tienen sinestesia. Les recomiendo que no lo digan mucho, es un descubrimiento muy nuevo y la gente no lo va a aceptar tan rápido. Ya se pueden ir del hospital, suerte.

Los cuatro se miraron los unos a los otros sin saber que hacer, decidieron hablar con el director del hospital para quedarse mas tiempo porque tal vez si están locos después de todo.

3 comentarios:

Jessisrules dijo...

Tripie mucho este cuento Andrea, me parece genial! Que excelente el tema

Gabriela Valdivieso dijo...

Wow, como dice Andre; TRIPIE!!! O sea, qué nota este textoo! Qué gran título y que grandes frases: "Cualquiera que escuchara sus conversaciones los mandaría a un hospital psiquiátrico pero claro, ya estaban en uno así que nadie les prestaba mucha atención.", lo del chiste interno, lo de las manos y lo de las personalidades de los objetos. Te la comiste, fantástico!!

No me mató el final, pero morí anets así que no prob jajaja bravo!

Karim Taisham dijo...

jajajjaa es cute el texto, rescato la frase que cito Gaby, a mi tambien me parecio excelente =)

un personaje mio tambien se llama Catrina pero con K. ¿cuantas veces hemos repetido personajes entre nosotros? jajajaj me parecio que el personaje que habia muerto de cancer en mi cuento, resucito en el tuyo =) q fino!